Con estruendo y ganas de volver al pasado. El Folión Castrexo, que cada año que pasa conquista a más adeptos, volvió a aquellas épocas en que castrexos y romanos luchaban por un mismo territorio. Aunque como ayer escenificaron los asistentes, el pacto hizo posible que esa guerra dejase paso a la algarabía entre unos y otros.

Lo que esta claro, y es un constatación anual, es que sean más los que acuden con vestimenta castrexa, para reunirse en la Plaza das Pitas. En ese lugar, a media mañana de ayer, se fueron juntando los diferentes clanes, que después de cánticos y gritos de guerras, desfilaron por las calles de la villa.

Después del recorrido, todos ellos enfilaron la subida hacia Castromao, un enclave con vestigios de lo que ocurrió hace muchos siglos, y que se volvió a recuperar.

Una vez se superaron los obstáculos propios de esa acentuada cuesta, todos los participantes tomaron posiciones, y con la presencia de los romanos se procedió a escenificar ese pacto que ya forma parte de la historia de Celanova. Y una vez concluida la lucha por el territorio, firmado el pacto de caballeros, llegó el momento de degustar productos de los que daban buena cuenta los antepasados.

Una vez llenado el estomago, reposado al aire fresco de Castromao, llegaron los juegos castrexos, con los que se cerraba el folión, que muchos seguirán posteriormente en la propia villa, que durante un día cambió totalmente la indumentaria de los vecinos y visitantes, que quisieron regresar al pasado pero sin olvidarse de los placeres del presente.