La crisis económica muestra sus peores consecuencias en los sectores de la sociedad con más riesgo de exclusión social, como es el caso del colectivo de inmigrantes. En la capital, la comunidad senegalesa, organizada bajo la Asociación de Inmigrantes Senegaleses, es especialmente significativa, tanto por su número (150), como por su marcada presencia dentro de la sociedad.

Ibrahima Ibu, representante del colectivo, alerta de la "mala situación" por la que están pasando muchos de sus compañeros debido al freno en el sector de la construcción, principal fuente de empleo para los inmigrantes, y a la desigualdad de oportunidades.

Una desigualdad que se traduce en actitudes racistas, desde el momento de acceder al alquiler de una vivienda, para lo que el propietario suele requerir fuertes avales que no se piden a los nacionales, así como a la hora de acceder a un puesto de trabajo.

A pesar de todas estas dificultades los senegaleses saben que tienen que "aguantar" y conseguir llevar el pan a casa todos los días, apunta Ibrahima Ibu. Uno de estos métodos es la venta ambulante, de la que "viven la mayoría de senegaleses", añade.

Sin embargo, esta forma de supervivencia puede seguir siendo criminalizada por la nueva reforma del Código Penal, en la que no se prevén cambios respecto al tratamiento de la Propiedad Intelectual, por la que más de medio millar de "manteros" ya han cumplido condena en las cárceles españolas, y de los cuales, 118 permanecían en prisión el pasado septiembre.