El archivero y director del Museo Catedralicio, Miguel Ángel González, califica como un "gran error" de la Santa Sede que haya nombrado a Luis Quinteiro Fiuza obispo de Tui-Vigo, y que la fecha de su marcha esté fijada para el día 24 de abril, sin que designara un sustituto. González contempla el proceso seguido como "una mala política de los nuncios del Papa, tanto del anterior como del actual", que deberían propiciar nombramientos simultáneos, como ocurre en Italia, porque las vacantes "son contraproducentes, al generar incertidumbres, chismes, discusiones", sobre el posible sustituto.

Las vacantes, según el criterio del archivero, también tienen el inconveniente de que paralizan la diócesis, "porque durante ese tiempo no se puede ni se debe tomar ningún tipo de determinación", a la espera de las directrices que marque el nuevo titular de la diócesis. "Tendrían que haber nombrado nuevo obispo, inteligentemente, con un poco más de respeto por los que vivimos aquí", afirma.

La herida

La alarma salta, porque algunas diócesis de España, como Córdoba y Teruel, llevan más de un año vacantes. Lo más probable es que cuando Luis Quinteiro tome posesión como obispo de Tui-Vigo le encomienden la función de administrador de la de Ourense, por lo que "tendrá autoridad para tomar decisiones, pero no las querrá tomar, como es lógico, por respeto al que viene y porque estará cumpliendo una tarea provisional".

Luis Quinteiro Fiuza se limita a decir que no quiere realizar declaraciones en este momento, porque sería "ahondar en una herida". Y admite que se siente "halagado" porque los curas de la diócesis contemplan el cambio de destino que va a tener como "una contrariedad", pero advierte: "En este caso, no ha sido decisión mía".

Resistencia

A pesar de que todavía no ha dejado la diócesis, las dudas ya se empiezan a acumular sobre la mesa, como evidencia la circunstancia de que la Archidiócesis de Santiago pregunte a miembros relevantes de la iglesia ourensana si se va a cambiar la fecha de la peregrinación diocesana, fijada para el día 22 de mayo, al no haber obispo en esa época. Y aclaran que se mantiene.

Frente a los curas progresistas y galleguistas que reclaman un obispo gallego, Miguel Ángel González resta importancia al lugar donde hayan nacido, argumentando que "en Ourense hubo dos obispos que nos han querido. Uno fue Cerviño, de Tui, y se quedó aquí. El otro, de origen extremeño, fue el Cardenal Quevedo. Pudo marcharse en dos ocasiones para ser arzobispo a Sevilla y no quiso. Se quedó en Ourense y murió aquí".

El archivero catedralicio y director del Museo Diocesano de Ourense explica que para que no se produzcan tantos cambios, los obispos "no deberían ser tan proclives a las invitaciones que les hacen", al entender que podían "haberse resistido un poco". Aclara que la postura que adoptan resulta determinante: "El que no quiere marcharse no se marcha, según se puede comprobar en los archivos, salvo que se trate de una cosa gravísima".