Ourense va depurando la infamia de la represión franquista. El Concello, servido del marchamo de la Ley de Memoria Histórica, ha desbrozado de manera más diligente que otras ciudades españolas las huellas impresas por la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Simbología del régimen que coronaba edificios oficiales o formaba parte del callejero de la ciudad, han desaparecido sin mácula "ni problemas de aplicación", como explica Isabel Pérez, concejala de Cultura. De contrapeso ha perdido hiel la imagen de las víctimas, enlodada por la inquina del franquismo y enaltecida ahora en actos de homenaje, por "reparación moral y por la recuperación de su memoria personal y familiar", reza la ley.

Coronel Ceano, Capitán Eloy y Xeneral Aranda, que definieron las operaciones en el frente del Movimiento Nacional, fueron los últimos reductos de la beligerancia franquista borrados del callejero. Las nuevas denominaciones -Plaza de Santa Eufemia, Rúa da Concordia y Ribeira de Canedo, respectivamente- suprimirían "elementos de división entre los ciudadanos" según concibe la Ley de Memoria Histórica. "No ha habido conflictos ni problemas", dice la edil de cultura. El cambio no impide, aún así, que se retrase su asimilación en la calle: "todavía hay gente que habla de General Franco por Rúa do Progreso, y esta denominación ya tiene años", señala Pérez.

Más popular se erige la restauración del honor de los represaliados. El investigador Xulio Prada afirma que Ourense vio caer frente a un fusil, entre 1936 y 1945, a más de 700 personas, de los 4.000 que fueron paseados en toda Galicia.

Una veintena fueron ´víctimas silenciosas´, sin una fosa común donde poder reconstruir su fin aciago. Entre ellos, Víctor Pérez Bóveda, fusilado en 1937 y, desde el pasado mes de noviembre, hijo predilecto de Ourense.

En similares circunstancias, por ideología contraria al régimen, fue asesinado el ex alcalde de la ciudad Manuel Suárez. El Concello homenajeaba en julio las contribuciones del que fue primer alcalde socialista de la ciudad. Acompasados con el desarrollo de la ley, algunos colectivos de ourensanos, según explica Isabel Pérez, trabajan ahora por la la memoria de médicos, abogados, maestros y ciudadanos quemados por la rueca del régimen.

A pesar de todo, hay detalles paradójicos. El escudo del Banco de España y una placa en recuerdo del doctor Marañón, ambos de cuño republicano, han sobrevivido hasta el presente los atropellos del franquismo.