Más de 80.000 personas se vacunarán contra la gripe A en esta provincia, según el pronóstico que realiza la jefa del servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario ourensano, Berta Uriel Latorre. Ourense es la provincia gallega en la que la enfermedad presenta menor incidencia, que hasta estos momentos afectó a unas 830 personas. Los médicos mantienen la esperanza de que esta dolencia genere una mortandad menor que la gripe estacional, que produce unas 3.000 muertes cada año en la provincia, asociada a otras patologías. Consideran que como tiene una población muy envejecida, un número elevado de habitantes se encuentra inmunizado, por haber padecido a lo largo de su vida procesos gripales similares.

En la jornada de apertura de la campaña se registró una baja demanda, por parte de los usuarios, que podrán sumarse a la misma en las próximas semanas y meses, dado que la vacunación "no tiene fecha límite". El personal sanitario suele presentar bastante resistencia a la vacunación, por lo que habitualmente sólo suele participar un 30% del colectivo en este tipo de campañas. El Sergas realiza un llamamiento para que el cuatro laboral se vacune, "por solidaridad", para evitar que contagie a la población de riesgo y para que el servicio no quede mermado en una situación de crisis, por posibles bajas laborales.

El Sergas inició ayer la campaña de vacunación contra la gripe A (H1N1) en 14 centros de la provincia de Ourense, dirigida a los trabajadores de centros sanitarios, miembros de los cuerpos de seguridad, embarazadas y personas con más de seis años de edad con dolencias crónicas. Toda la población que pertenezca a alguno de esos grupos de riesgo, debe vacunarse contra la nueva dolencia, aunque ya lo hiciera contra la gripe estacional, dejando transcurrir un período mínimo de tres semanas entre las dos vacunas.

También deben vacunarse los trabajadores de centros de la tercera edad, de centros de atención a enfermos crónicos, forenses, odontólogos, higienistas dentales, personal de oficinas de farmacia, operarios de distribución de fármacos, veterinarios de explotaciones ganaderas, trabajadores de servicios públicos esenciales, miembros de los cuerpos de seguridad, como bomberos, protección civil, emergencias, atención al refugiado y atención a inmigrantes.

Deben vacunarse las personas que, con más de seis meses de edad, sufran dolencias crónicas -como las cardiovasculares-, diabetes, insuficiencia renal, hemoglobinopatías, anemias, asplenia, dolencias hepáticas crónicas avanzadas, enfermedades neuromusculares graves, inmunosupresión y obesidad mórbida, además de menores de edad que reciban tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico.

La vacuna es un fármaco que cuenta "con garantías", por lo que Uriel pide que la población de riesgo acuda a los centros de salud para inmunizarse.