Guardia Civil, Protección Civil y agentes forestales buscan desde el pasado domingo a José Vázquez Nóvoa, que abandonó el geriátrico de Santa Cruz de Arrabaldo (perteneciente a la Fundación San Rosendo) en el que se encontraba interno desde el pasado año a causa de la demencia senil que padece. Su esposa, Irene Castro, que reside en Montevideo (Uruguay), desde donde viajó inmediatamente a Orga, en Celanova, donde vivía su esposo antes de ingresar en el centro, pide responsabilidades a los cuidadores del desaparecido.

En este sentido, ayer comentaba que los responsables del geriátrico "me dijeron que se fue porque quiso, pero ellos tienen que estar muy pendientes de mi marido, que está enfermo y en cualquier momento se puede despistar".

La mujer se mostró convencida de que los 1.300 euros que paga al mes a la Fundación San Rosendo por el internamiento de su marido, "dan para mucho más que darle de comer, vestirle y ponerle una cama. Su obligación es también vigilarlo".

Irene Castro recordaba ayer que su marido, que también vivía en Montevideo, decidió volver a Celanova en 2004. "Dijo que quería venir a morir a su tierra, y aunque al principio creí que era morriña, enseguida surgió su enfermedad. El pasado año decidimos ingresarlo en el geriátrico", a la vez que añadió que "deberían buscarlo por Punxín, porque tiene una hermana que vive allí".

José Vázquez mide 1,75 metros, es delgado y con ojos azules. Llevaba un pantalón gris, camisa azul, jersey oscuro y zapatos negros, aunque no se llevó documentación alguna.