Benedicto González cerraba ayer de forma oficial, con la celebración de la festividad de la Guardia Civil, una trayectoria de 6 años al frente de la Comandancia de Ourense, haciendo un balance que incluye "momentos malos y duros" pero asimismo mejoras como las producidas en infraestructuras y medios del instituto armado.

Tras ser ascendido a coronel y afrontar un cambio de destino que lo llevará a la Jefatura de la Comandancia de A Coruña, Benedicto González destacó el bajo nivel de criminalidad existente en Ourense, gracias a que "se ha trabajado duro y se han hecho operaciones de calado". Por este "desahogo", indicó, "pude dedicarme a resolver los problemas del personal y a mejorar las infraestructuras para dignificar nuestra labor".

Contrapesaba, sin embargo, con dos de los crímenes que han agitado con más fuerza a la sociedad ourensana, el asesinato del matrimonio de Taboadela y el de la joven Montserrat en Viana do Bolo. Las investigaciones no han dado por el momento con los responsables y, en el caso de la segunda, se dilatan más de ocho años.

Benedicto González, fiel a su máxima de que "no existe el crimen perfecto", confiaba pese a todo en la resolución de los dos crímenes, y por descontado en el buen hacer de la Guardia Civil de Ourense después de su partida. "En este tiempo hemos intentado abrirnos a la sociedad", añadía. El acto de celebración del Pilar corroboró tal compromiso. Se hizo entrega de menciones y obsequios a representantes de la seguridad privada, de protección civil y de la ciudadanía.