La escasez de policías locales en la comisaría de Xinzo de Limia, que cuenta con 15 agentes, algunos de ellos ausentes por bajas laborales, vacaciones estivales o permisos, dificulta enormemente el control durante las noches de copas, tanto en las calles como en los locales de ocio.

Este descontrol, que se sucede durante todo el año pero que se ve mucho más incrementado en momentos puntuales, como por ejemplo durante la celebración del Entroido, que se prolonga durante un mes, o el verano, en el que la afluencia de turistas es continua, ha provocado una guerra imparable entre los vecinos de las calles más concurridas y el Concello. Mientras, la Policía Local intenta mediar para procurar, en la medida de lo posible, mantener el orden.

Así lo explicaba ayer Germán Bolaño, sargento de la Policía Local de Xinzo de Limia, que asegura que los medios humanos "son escasísimos, y los fines de semana sólo hay seis policías patrullando la calle. Hay bajas laborales, vacaciones, permisos y agentes destinados a la administración que no trabajan en la calle". Además, añade, "no tenemos departamento de atestados y tenemos que hacer un poco de todo, por lo que estamos desbordados".

Germán Bolaño reconoce que "es normal que la gente salga de copas en verano, que haya más ruido en las calles, que los locales intenten estirar un poco la hora de cierre, pero hasta cierto punto, porque hay que cumplir las normas". Así, señalaba, "entiendo las quejas de los vecinos porque los jóvenes están en la calle hasta altas horas de la madrugada, rompen papeleras, tiran los vasos al suelo, hay peleas, y nosotros no damos hecho muchas veces".

Sanciones y precintos

A pesar de la dificultosa situación con la que se encuentra la Policía Local las noches de los fines de semana, y en ocasiones ya a partir del jueves, intentan llevar a cabo su trabajo.

Explicaba el sargento que "no hay una normativa que impida a los jóvenes estar en la calle, algo difícil de evitar, pero sí que los locales incumplan los horarios de cierre, por lo que son numerosas las ocasiones en las que les exigimos que desalojen a la gente, cierren sus puertas y además les informamos de la sanción económica que se va a cursar, ya que se elabora un acta de denuncia que se envía a la Delegación Provincial de Ourense. Incluso a principios de verano precintamos un pub que estará cerrado tres meses".

Los agentes reciben las madrugadas de los fines de semana innumerables llamadas telefónicas por parte de los vecinos afectados. "No soportan los ruidos y muchas veces acudimos a sus viviendas y hacen mediciones de decibelios con los sonómetros", apunta.

Germán Bolaño lamentaba ayer el estado en el que quedan las calles y el mobiliario urbano tras una noche de fiesta. "Aunque los desperfectos se reponen rápidamente, las arcas municipales se ven claramente afectadas porque es muchísimo el dinero que se gasta en estas reparaciones". Además, añade, "el Concello debería usar las motobombas para limpiar las calles, que huelen fatal con el calor".