"Soy un abuelo, pues ya tengo nietos, aunque sigo en activo". Fue la carta de presentación del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, en el encuentro que mantuvo ayer con un centenar de personas mayores en Ourense. Proclamó que Galicia necesita que los mayores tengan un espacio relevante, para apelar después a la "experiencia y templanza" que tienen, en alusión a la etapa de crisis que se está viviendo.

Pero el principal mensaje que quería trasladar ayer Touriño era de "tranquilidad" en los tiempos que corren. Garantizó el pago de las pensiones al colectivo de mayores de 65 años, que en Galicia cuenta con más de 700.000 personas, hasta el horizonte de 2026.

En su disertación explicó, cual profesor que vuelve a las aulas, que son 259.000 los gallegos que perciben pensiones mínimas, 528 euros mensuales, mientras que son 50.000 personas las que reciben pensiones no contributivas, una media de 323 euros al mes, con lo que reconoce "es muy difícil vivir". Es por eso que la Xunta acordó complementarlas con una paga única de 200 euros, recordó.

Dicho esto, comunicó a las personas mayores que acudieron a la cita de ayer, que las pensiones mínimas subirán el próximo año un 6 por ciento, tres veces más que el incremento previsto para el Índice de Precios al Consumo (IPC).

Además, Pérez Touriño dijo a los mayores que "aunque la economía va mal y estamos en crisis, las pensiones están aseguradas y van a subir", lo que le llevó a recalcar el compromiso del gobierno del Estado y de la Xunta de Galicia de "seguir manteniendo el sistema de pensiones y con seguridad".

Después de un recorrido por los presupuestos autonómicos para 2009, que ascenderán a 11.400 millones de euros, que tienen como pilares básicos la creación de empleo, el sistema de sanidad pública, la educación y las políticas sociales, Touriño se bajó "del helicóptero", como le pidió uno de los presentes, para conocer la realidad ourensana y responder a las inquietudes sobre la situación de la provincia, en la que los jóvenes deben irse a trabajar fuera y que sigue sin ser una zona con asentamientos industriales.

Touriño reconoció el "abandono secular" de la provincia y de la Galicia interior, que llevó a la despoblación, y aunque subrayó la "discriminación positiva" del actual Gobierno gallego, que se refleja en los presupuestos para 2009, con 149 millones de euros, el 12 por ciento más que el conjunto de Galicia, también dijo que "queremos, podemos y estamos cambiando esa tendencia, pero no se puede conseguir en tres años". En este sentido anunció que "a Ourense le vamos a dar la vuelta de la emigración y pobreza" para romper con la Galicia de las dos velocidades.