La Subdelegación del Gobierno retiró ayer el escudo de piedra preconstitucional de la fachada del edificio, después de cuatro años de intensas gestiones. El titular del organismo, Camilo Ocampo, afirma que la Ley de Memoria Histórica "hizo posible la medida", sobre la que en su momento se pronunciaron en contra el Concello de Ourense, presidido por Manuel Cabezas, y la Consellería de Cultura. En la jornada de hoy, la empresa Extraco procederá a la colocación del escudo constitucional, a partir de las nueve de la mañana, tres décadas después de que entrara en vigor la Carta Magna.

Camilo Ocampo confiesa que la retirada del escudo franquista constituye para él "una gran satisfacción", porque la medida supone cumplir uno de los primeros objetivos que se marcó al tomar posesión del cargo hace cuatro años, además de "restablecer la legalidad en el edificio".

El subdelegado del Gobierno no quiere censurar la actuación de los políticos que se encontraban al frente del Concello y de la Consellería de Cultura ni de los servicios técnicos de las referidas instituciones, por dilatar el proceso de retirada del escudo, ni en la etapa de gobierno del PP ni en la actual -con el socialista Francisco Rodríguez y la nacionalista Ánxela Bugallo al frente-, al entender que "comprendían el problema, entendían mi solicitud, pero tenían limitaciones formales para resolverla con la prontitud requerida".

Pese a que el cambio de uno de los últimos símbolos franquistas de la ciudad, en principio parecía una tarea que no entrañaba mucha dificultad, 33 años después de la muerte de Franco, Camilo Ocampo reconoce que tuvo que "ganarlo pulso", debido a que el Concello de Ourense "lo denegó, argumentando que la Comisión Provincial de Patrimonio no admitía el cambio". Y también se pronunció en contra la Consellería de Cultura, por tratarse de un bien catalogado en el Plan General de Ordenación Municipal de Ourense. "Por eso tuve que presentar un recurso contencioso administrativo, que aún está pendiente de resolución". La situación se desbloqueó al reconocer la Xunta que "la valía escultórica del escudo es baja y no forma parte sustancial de la fachada".

Senén Pousa aprecia "afán revanchista"

El alcalde de Beade, Senén Pousa, contempla con "tristeza" el cambio del escudo franquista por el constitucional, al considerar que se hace con "ánimo de revancha", al amparo de la Ley de Memoria Histórica que ha promovido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pousa admite que no tendría sentido promover en la actualidad la colocación de nuevos símbolos o monumentos para realzar la figura de Francisco Franco, pero se decanta por mantener los existentes, "por razones de tipo histórico".

Pese al revés, se muestra seguro de que la nueva legislación no propiciará cambios en Beade. "Mientras yo sea alcalde, aquí no le toca nadie, salvo que me pegan un tiro o me meten en la cárcel". Por lo tanto, mantendrá la calle Caudillo, un fuente construida en 1949 "con el yugo y las cinco flechas", la calle Alférez Montero -cuya placa se encuentra manchada de chapapote- y un cuadro con la imagen de Franco, en su despacho, "entre otros muchos símbolos", mientras que en el salón de plenos "está la figura de Su Majestad El Rey". Senén Pousa confiesa que el retrato de José Antonio lo conserva en su casa.

Senén Pousa reconoce una vez más que siente "una profunda admiración por Francisco Franco", después de que lo recibiera en tres ocasiones en el Palacio del Pardo y dos en el Pazo de Meirás. Hasta hace poco tiempo, le dedicaba una misa todos los años, en la fecha del aniversario de su muerte, actividad en la que tuvo que cesar por presiones del PP, aunque el regidor alegó que se debía a "un problema de salud". Las misas generaban situaciones de tensión, por enfrentamientos entre franquistas e independentistas.