Los cinco concejales tránsfugas de Calvos de Randín -uno del PSOE y cuatro del PP- demostraron ayer que, pese a no conseguir sacar adelante el pasado 10 de junio, a causa de la gran presión vecinal, el pleno de moción de censura para arrebatarle el gobierno local a Aquilino Valencia, alcalde socialista de Calvos de Randín, son los que llevarán las riendas de ese concello.

Quedó demostrado tras el pleno ordinario celebrado ayer, en el que los cinco ediles presentaron y aprobaron luego con la mayoría de sus votos una moción que obliga al Concello a personarse como acusación contra su propio alcalde en el proceso judicial presentado por los cinco ediles tránsfugas contra el regidor, al considerar que Aquilino Valencia no les facilitó la entrada al Concello para celebrar el pleno de la moción.

Estos cinco ediles, pertenecientes ahora al grupo municipal de no adscritos (lo que técnicamente se conocía antes como grupo mixto), y quienes rechazan el término de tránsfugas, presentaron ayer una segunda moción al pleno municipal en la que piden que todos los temas de gestión de Calvos sean debatidos en sesión plenaria. La moción fue aprobada también con los únicos votos de los no adscritos.

Esto supone que aunque no gobiernen serán sus cinco votos frente a los cuatro con los que se quedó el grupo de gobierno socialista en Calvos los que decidan qué se aprueba y qué no en ese convulso gobierno municipal limiano.

El pleno comenzó a las cinco de la tarde y remató una hora después tras momentos de tensión cuando un edil del PSOE se negó a sentarse al lado del tránsfuga socialista José Manuel Andrade. Su pase al grupo mixto propiciará apenas un mes después que los cuatro ediles de oposición del PP tomaran la misma decisión, pedir la baja en ese grupo municipal para pasar al grupo de no adscritos que ganaba así su 1+4 ediles, para presentar una alternativa de gobierno que iba a liderar el propio José Manuel Andrade.