Romero lidia con naturalidad los dramas del fútbol. En su primer entrenamiento como revulsivo de emergencia tras el despido de Tomé le recordó a los jugadores que el Ourense ya había descendido otras veces. No perdió ninguno de los tres partidos que dirigió, aunque no fue suficiente para evitar la caída a Tercera División. Romero ya ejerce como técnico del proyecto de regreso a la categoría perdida y asegura que no le puede ni la preocupación ni la presión. "Estoy ilusionado. Es una situación para estar ilusionado. Preocupados tienen que estar los que no tienen trabajo. Ahora se trata de ver lo que tenemos y lo que queremos".

A día 1 de junio los juicios sobre la fisonomía del próximo Ourense son prematuros. Aunque no los deseos. "Me gustaría que fuese un equipo dinámico, joven, con mayoría de futbolistas de Ourense y que fuera competitivo, para estar arriba. Por lo menos que se clasifique para la promoción de ascenso". Romero no esconde sin embargo que tiene en mente los nombres de la columna vertebral. "Tengo el equipo hecho desde hace tiempo, pero quizás no sea posible".

La directiva emprendió la pasada semana la ronda de contactos con los futbolistas que entran en los planes de Romero. A estas alturas de año no es fácil arrancar un compromiso de jugadores a los que el descenso no ha torpedeado su proyección, aunque todos los equipos se están moviendo para paliar sus necesidades. El gol es una de las más acuciantes en O Couto y el remedio requiere la mayor inversión "Sabemos lo que tenemos y lo que necesitamos. Es una gran ventaja".

La pretensión de confeccionar un bloque con denominación de origen pasa por conservar lo que hay en el club y por recuperar a algún exiliado, porque el vivero provincial ofrece poco margen de maniobra. Romero reconoce que es improbable que se repita en el Ourense un caso como el del delantero Sergio en el Lugo. "Ahora mismo no hay ninguno. Eso no pasa siempre. Sergio es un rara avis, pero lo bueno es que tenemos tiempo para buscarlo".

El técnico del Ourense está respaldado por dos años de experiencia en Tercera División. Su análisis dibuja una categoría en la que impera el pragmatismo. "Los equipos que están arriba arriesgan lo mínimo. Suelen jugar en largo y aprovechan mucho las estrategias. Al Ourense B le tenían mucho ganado porque siempre tenían ventaja en cada balón que metían al área".

Romero no respetará la tendencia si se arma un equipo para el que la pelota no sea un problema: "Con los mejores se juega mejor si se les quita rendimiento. Cuando tienes el balón es difícil que te marquen. Siempre quiero el balón, cuanto más, mejor. El problema es si lo pierdes cuatro de cada cinco veces. Incluso en el filial, que fue el segundo peor equipo de la liga, seguimos jugando siempre desde atrás. Fuimos uno de los pocos equipos que lo hicimos".

Pensando en la promoción

El entrenador rojillo sostiene que es "totalmente diferente" afrontar la competición con un candidato al ascenso que hacerlo con un filial. "Iremos viendo que podemos tener, aunque queremos que un 80 por ciento de la plantilla sea de Ourense. Trabajaremos con lo que hay aquí". Afirma que "no es primordial ascender, pero sí estar en la promoción, aunque veremos con lo que podemos contar. Ya se sabe, cuanto mejor sean los jugadores, mejores serán los resultados".

Romero no echa tierra sobre el último proyecto del filial a pesar de la decepcionante campaña que deparó el descenso a Preferente Autonómica. El Ourense B sufrió más si cabe que el primer equipo las vicisitudes de un verano terrorífico, pero los futbolistas ganaron un año de rodaje en Tercera. "Hay 15 jugadores que son sub 23 y a 10 todavía le quedan tres años para llegar a los 23. Para mí ha sido un orgullo tenerlos porque muchos ni jugaron en Primera Regional".

Cuando todavía no se había abierto la puerta del primer equipo, Francisco Romero anunció que su etapa en el banquillo del filial había concluido tras un lustro de éxitos. "El ciclo del filial se había acabado. Ya era hora de que otras personas se implicaran. Habría dos o tres equipos a los que pude entrenar, pero tampoco lo haría a cualquier precio". El destino le ha puesto en sus manos a un Ourense que aborda su regeneración tras tocar fondo.