Verderolas, paporrubios, papuxas, pardales, galiñolas, virapedras y así hasta un total de cincuenta especies. Es lo que pudieron ver los participantes en las dos jornadas de actividades programadas por Anduriña en Cangas este fin de semana para celebrar el Día Mundial de las Aves.

La zona de Punta Balea se convirtió en un improvisado pero privilegiado observatorio por el que fueron desfilando las especies habituales de la laguna y otras de un particular interés como los charrancitos, un correlimos tridáctilo o un págalo parásito, también conocido como "palleira". "Son aves de paso. Éste es un sitio pequeño y dependemos mucho del azar para ver determinadas especies. Por ejemplo, el charrancito va de camino hacia África", explica el portavoz del Grupo de Anelamento Anduriña, Antonio Fernández.

La iniciativa despertó la atención de unas 250 personas, una cifra ligeramente inferior a la del año pasado. "El sábado estuvimos prácticamente solos porque amenazaba lluvia, pero hoy [por ayer] fue un día fuerte", apunta Fernández. Entre los asistentes había personas con unos ciertos conocimientos de las aves que pueden encontrarse en O Morrazo, pero, sobre todo, padres que aprovecharon la jornada para mostrar a sus hijos la fauna de forma didáctica a la vez que directa. "Son los más curiosos. En cuanto ven un ejemplar ya se acercan para preguntar cuál es y que se lo señales en el libro", señala el responsable de Anduriña. Equipados con tres telescopios fijos y con prismáticos, la comitiva fue oteando los cielos hasta capturar en las lentes las aves.

Pero además del aspecto divulgativo, la jornada también tenía como objetivo el marcado de las aves. De este modo, armados con redes, los integrantes de Anduriña capturaron cerca de un centenar de ejemplares para proceder a su anillado, una costumbre que permite a los científicos extraer abundante información. "Con las anillas podemos comprobar la longevidad de los animales, seguir sus migraciones, controlar el movimiento en una zona concreta e incluso hacer pirámides de población", asegura Antonio Fernández. Una de las curiosidades del día de ayer se produjo, precisamente, con una gaviota cabecinegra capturada, que por su anillado procede de Francia, Bélgica u Holanda.

Fernández destaca que el marcado de las aves permite una mayor interactividad de los presentes. "No es lo mismo explicarles las cosas y observar las aves que tener la oportunidad de ver una de cerca, poder tocarla y soltarla", señala. "El objetivo es crear una afición y que después la gente salga por su cuenta a hacer avistamientos", completa. Para ello, y para luchar por la conservación de Punta Balea, Anduriña ha editado un folleto que repartió entre los presentes en el que se habla de una zona que tiene catalogadas hasta 400 especies de plantas, 70 de insectos, 6 de anfibios, 140 de aves y 20 de mamíferos.