El incendio provocado del astillero de Casqueiro se produjo hace casi un año y vino precedido de intentos anteriores de quemar la estructura tradicional de madera y de pintadas y protestas contra la misma por un grupo de vecinos que entendía que impedían la construcción por el lado del mar del tramo del paseo de Seara que debe conectar las dos grandes sendas peatonales del litoral moañés. En uno de esos intentos previos fue la intervención inmediata de una vecina la que salvó a la carpintería de ribeira tradicional. De hecho, la construcción de ese tramo de paso lleva paralizado desde mayo de 2016, sobre todo debido a que la Administración carecía de todos los permisos de los terrenos que se emplearían.

Cuando quemaron el astillero comenzó una investigación por parte de la Guardia Civil, tratando de determinar la autoría. De momento, y según consta a la Asociación Sueste, no se produjeron detenidos ni se pudieron determinar responsabilidades en lo que muchos calificaron de "atentado" al patrimonio moañés.

El incendio ocasionó una serie de protestas de repulsa y la única causa judicial abierta en relación con este conflicto es la que acusa, por un presunto atentado a la autoridad, a un vecino que intentó reventar un concierto programado en el entorno de los astilleros y que se resistió a los agentes de la Policía Local cuando trataron de detenerlo.