El manido dicho popular de que "siete vidas tiene un gato" no deja de sumar ejemplos. Como los 11 que se registraron ayer entre Cangas y Moaña, fruto de la crueldad de algunas personas que abandonaron entre la basura a unas crías a las que aguardaba una muerte lenta si no las hubieran rescatado a tiempo. Ahora reciben los cuidados necesarios que les dedican las familias de acogida hasta encontrar quienes los adopten de forma definitiva.

En Cangas, el guión es casi de película de terror. Algún transeúnte de A Rúa escucha maullidos que salen de un contenedor de residuos, avisa a la Policía Local y los agentes proceden a inspeccionarlo. En el interior de varias bolsas de plástico, mezclados con la basura, restos de escombros y mortero descubren siete crías de gato, a los que se calcula una semana de vida y el riesgo de perderla si no actúan de inmediato. Los agentes se ponen manos a la obra y, con paciencia y mimo, sanean el pelaje y le limpian los ojos con suero para evitar daños irreversibles. Al mismo tiempo, se ponen en contacto con miembros de la Protectora de Animales y de Colonias Canguesas, que se encargan de buscarle cobijo e iniciar los trámites de adopción.

"Desgraciadamente, este tipo de casos repítese con demasiada frecuencia", lamentan desde la Policía Local y corroboran desde las asociaciones, que llaman a la sensibilización social y demandan que este tipo de acciones no queden impunes. Los agentes ya han iniciado las pesquisas y tienen algunas sospechas que deben confirmar. "Os autores expóñense a graves penas por un delito de maltrato animal", advierten.