Los arqueólogos que participaron en el descubrimiento de las piezas del ancla romana y el Museo de Pontevedra muestran su más absoluta cautela ante las afirmaciones de José María Mosquera. "Los cepos de las anclas en su día fueron un hallazgo muy importante porque eran los primeros que se descubrían en el Atlántico", explica Ramón Patiño, que añade que "no hay pruebas al respecto, pero tampoco se comprobó".

Algo parecido apuntan desde la sección de arqueología del Museo de Pontevedra, que subrayan que en todo caso la decisión de investigar y de autorizar las prospecciones corresponde a la Consellería de Cultura. En febrero de 1999 la subdirección xeral de Protección do Patrimonio Cultural ya remitía un escrito en el que manifestaba que para "efectos de avaliar o solicitado [sacar a flote el supuesto pecio] é preciso que nos comunique a situación do pecio e de cantos datos e ou probas contribúan a un maior coñecemento da súa potencialidade".

La única manera de saberlo es analizar los restos llegados el domingo a Mourisca y comprobar con su descubridor si existe o no ese barco.