"Trabajar en las máquinas me encanta", asegura Diana Míguez Rodríguez, que a sus 31 años y con un niño de 3 años, estudia Mecanizado en el Instituto A Paralaia de Moaña. Es la única mujer en una clase de 15 alumnos. Además de ser madre, tiene el mérito añadido de que acude todos los días al instituto desde su municipio natal de Salvaterra de Miño. Tiene claro que su meta es "entrar en el mercado laboral, encontrar un trabajo relacionado con lo que estoy estudiando, me da igual el tipo de empresa. Lo que me gusta es estar detrás de una máquina". En este Día da Muller, ella es un ejemplo más de una mujer en un mundo predominantemente de hombres.

Estudió ESO y dejó el Bachillerato para empezar a trabajar. Lo hizo en diferentes sectores, como el de la alimentación, de dependienta, incluso de peón en una empresa de maderas. Su actual pareja trabaja en el sector de mecanizado, en una empresa de hélices para barcos en O Porriño y fue quien le animó para que estudiara este ciclo cuyas clases teóricas acabarán este próximo 21 de marzo para empezar los tres meses de prácticas. Asegura que empezó a estudiar en Moaña porque no le dieron plaza en los otros dos institutos de Vigo en donde había solicitado y entró en A Paralaia con una plaza liberada, cuando el curso ya se había iniciado unos días antes. Califica de "genial" la experiencia con sus compañeros de clase -todos hombres jóvenes- "son muy buenos amigos, me respetan y si necesito algo, no hay problema". Espera encontrarse lo mismo cuando entre en el mundo laboral, aunque es consciente de que hay empresas en este sector que no tienen vestuario femenino, incluso aseos para ellas, pero otras sí.

También en este instituto estudió Olaia Cordeiro Palmás, moañesa que fue la primer mujer con el título de técnica superior en Instalaciones Electrotécnicas. Asegura que primero estudió un ciclo de Telecomunicaciones e Informática en Vigo y le gustó mucho la asignatura de electrónica, por lo que decidió estudiar el ciclo de la rama de electricista en Moaña. Nadie en su casa era electricista, pero contó con el apoyo de sus padres desde el primer momento.

Acabó el ciclo superior en 2005 y desde entonces no ha parado de trabajar. Reconoce que cuando entró en el instituto solo se sintió criticada una vez por un grupo de alumnos de otro curso superior, pero después de que el director les llamara al orden, "todo fue bien".

Olaia Cordeiro realizó las prácticas del ciclo en una empresa de ingeniería de Vigo, que diseñaba equipos eléctricos para depuradoras y estaciones de bombeo y ahí se quedó 13 años. La empresa después cerró, pero ya al día siguiente encontró empleo en la que trabaja en la actualidad, Ifeg Tecnology S.L., en el polígono de O Porriño, que se dedica a realizar cuadros de control de máquinas, pero abarca un campo mayor, incluida la automoción. Confirma que nunca se le han cerrado las puertas laborales por ser mujer y que solo alguna vez sufrió un comentario machista, pero casos aislados.

Acerca de comentarios machistas sabe bastante Irene Vilaboa, que desde hace más de siete años entrena al primer equipo de balonmano del Bueu Atlético. Lo sorprendente es quien profiere esos insultos. "Casi siempre vienen desde las gradas y más del 90% de las veces son mujeres quienes los profieren", relata la entrenadora, que asegura que nunca ha escuchado ese tipo de comentarios dirigidos hacia los hombres. "Dentro del mundo del balonmano me siento muy valorada por jugadores, el club y mis compañeros entrenadores. Es verdad que siempre hay alguna excepción, como un técnico que al acabar un partido que ganamos nosotros me dijo que me fuese a la peluquería", relata. Irene Vilaboa defiende un cambio de perspectiva al tratar los asuntos relacionados con la igualdad. "Para mí la noticia no es que haya una mujer que sea la primera o la única en algo; lo que hay que preguntarse es por qué no hay más. No creo que sea un problema nuestro o de falta de capacidad o preparación, sino de que hay quien cree que el hecho de ser mujer puede ser un problema".

Al lado del pabellón donde juega y entrena el Bueu Atlético está el IES Johán Carballeira, que en su oferta formativa ofrece un ciclo superior de Construcciones Metálicas y uno medio de Soldadura y Calderería. Solo hay matriculadas dos mujeres, una en cada ciclo. Son Alicia Vázquez, de Cangas, y Yolanda Seara, de Marín. Las dos llegaron por motivos diferentes a esta formación y buscando nuevas alternativas laborales. "El profesorado está encantado porque dicen que las mujeres somos más detallistas y atentas a la hora de hacer las cosas, nos gusta que queden realmente bien y animan a que vengan más", explican ambas. El trato con sus compañeros también es bueno, aunque reconocen que al principio a los chicos les "chocaba" verlas. "Estaban como más cortados, no sabían muy bien cómo actuar. Pero era simplemente por la falta de costumbre y la relación es muy buena", aseguran. Hay un detalle que ilustra hasta que punto este sector ha estado siempre asociado al empleo masculino: "Solo hay un vestuario para las prácticas en el taller. Tenemos que ponernos de acuerdo acerca de quién se cambia antes y quién después". Las dos lo tienen muy claro: "Todo es cuestión de ganas e ilusión. No hay que ponerse barreras, si quieres algo da igual el sector en el quieras trabajar".

Bueu tiene una de las lonjas más dinámicas de Galicia y una de sus especies más apreciadas es el percebe. El de percebeiro es otro de los oficios vinculados al género masculino, aunque la cofradía de Bueu tiene una de las agrupaciones con mayor presencia femenina. Entre ellas están Begoña Rozas y Mari Luz Piñeiro. "Casi todas tenemos a nuestros maridos, parejas o hermanos trabajando en el percebe. No hay ningún problema de machismo y el trato entre todos es muy bueno", cuentan. Argumentan que además este es un oficio en el que no hay lugar para el machismo. "Todos tenemos el mismo cupo diario y el percebe te lo van a pagar en función de su tamaño y calidad, da igual que lo cogiese un hombre o una mujer. Aquí no hay lugar a desigualdad o a brechas salariales". La presencia de mujeres en el plan del percebe de Bueu es algo que viene de lejos. "Ahora ya no es nada especial y hasta se ve como algo normal", aseguran.

En la Policía de Moaña, los vecinos del municipio son atendidos desde hace 23 años por Ángeles Cabeira Dopico, la única mujer en el cuerpo municipal a excepción de alguna auxiliar contratada en años anteriores durante el periodo estival. "Comecei cunha praza de administrativa no Concello, pero ao ano xa entrei como auxiliar administrativa da Policía", explica.

Desde entonces no hubo otra mujer en este cuerpo policial de forma indefinida. "Si que se presentan ás probas, pero de momento non conseguiu entrar ningunha". Asegura que cuando decidió pasar a trabajar con la Policía no encontró reparos por parte de su familia. "Teño bastante carácter e nunca vai decidir ninguén o que eu fago na vida", deja claro.

Sobre su día a día ante los vecinos, indica que en los primeros años "moitos pedían falar cun axente de uniforme. Pero os meus compañeiros me volvían a derivar rápidamente a eses veciños. Aínda lembro que nunha época moita xente pensaba que eu era a xefa da Policía", recuerda con humor.

Con respecto al trato con sus compañeros explica que "se digo que sufrín machismo estaría mentindo. O trato é o mesmo entre todos os compañeiros. Ás veces discutimos, como en todos os traballos, pero en xeral o trato é moi bo". Comenzó en este puesto con dos hijos pequeños. "Tiñan 6 e 8 anos, pero xa entonces eran moi independentes. Tiven que conciliar, pero non máis que algúns compañeiros varóns".

"Militantes de la igualdad"

Desvela también que fue "a primeira moañesa que se casou polo xulgado". Entonces, según explica, era algo tan extraño "que o xuíz de paz de Moaña se negou. Incluso con malas formas. Tiven que casarme no Xulgado de Cangas".

En cuanto al acceso de la mujer a estudios más vinculados, por tradición, a hombres, el director del IES A Paralaia, asegura que de no haber nunca mujeres en ciclos como Electricidad o Mecanizado, se pasó a una tendencia de 4 o 5, aunque esa tendencia está estancada. Asegura que si no acceden más mujeres no es por falta de información, ya que la hay para todos por igual, sino por algo educacional, algo que está en la sociedad, en las familias, y rechaza que se culpabilice a las escuelas de propiciar ciertos roles: "Hacemos muchísima educación igualitaria y no se discrimina a nadie por razón de sexo. Somos militantes de la igualdad en escuela".

Diana Míguez Rodríguez - Alumna de Mecanizado IES A Paralaia

"Lo que más me gusta es trabajar con las máquinas"

Yolanda y Alicia - Alumnas de Fabricación Mecánica en el IES J.Carballeira

"Con ganas e ilusión no existen barreras ni importa el sector"

Irene Vilaboa - Entrenadora del Bueu Atlético de balonmano

"La mayoría de comentarios machistas me vienen de otras mujeres"

Begoña Rozas y Mari Luz Piñeiro - Percebeiras en Bueu

"Lo que importa es lo que coges, no hay lugar al machismo ni a brechas"

Ángeles Cabeiro - Administrativa de la Policía de Moaña

"Na miña familia non puxeron reparos cando decidín entrar na Policía"

Olaia Cordeiro Palmás - Moañesa, técnica de Electricidad

"Nunca tuve ningún inconveniente por ser mujer para trabajar en este sector"

Úrsula Amoedo - Profesora de Mecanizado

"Salvo una vez, nunca me sentí discriminada por mi sexo"