Los guardias civiles del Puesto de Moaña Javier Cancelas Costa y Marcos Campos Otero realizaban la patrulla habitual de tránsito, a última hora de la tarde del lunes, para controlar el tráfico de la PO-551, en Meira, debido a las retenciones diarias que provoca el cierre del Corredor do Morrazo. Estacionaron en la parada de autobús del cruce de A Guía y en ese momento vieron cómo paraba un coche y unos jóvenes les pedían auxilio porque llevaban a una niña de 16 meses -entre ellos estaba su padre- que casi no daba señales de vida. La pequeña estaba en estado de flacidez general, con síntomas de no respirar y ya amoratada por falta de oxígeno. En el coche viajaba, además del padre de la niña, dos primos suyos -uno al volante y ella con la niña en brazos. Pedían, muy nerviosos y exaltados por el estado el bebé, que la Guardia Civil les escoltara hasta el centro de salud de Moaña para llegar cuanto antes debido al tráfico que había.

Los guardias civiles no dudaron un instante. Javier Cancelas iba al volante y asegura que cuando su compañero Marcos vio el color amoratado de la pequeña, dijo que había que meterla en el coche oficial. Lo hizo en los brazos de la joven y con su padre al lado. Estaban a unos cinco kilómetros de distancia del centro de salud y con la carretera con mucha caravana de tráfico. Javier Cancelas, de 45 años y en el Puesto de Moaña desde 2011, no dudó en que lo que tenía que hacer era llegar cuanto antes a Urgencias y lo hizo, en solo tres minutos, recorriendo para ello la calle Concepción Arenal en dirección prohibida y sorteando algunos coches: "Lo único en lo que piensas es en llegar lo antes posible. Te estremece pensar que ese niño puede ser tu hijo, y que ojalá no le pase nada. Se intentó mantener la serenidad para que esas emociones no afectaran a las decisiones que ibas tomando en esta situación de estrés".

Elogia a su compañero Marcos que cuando vio a la niña con ese color morado no dudó en que había que meterla en el coche oficial y "volar" hacia el centro de salud. Recuerda que al llegar a urgencias y al poco tiempo sintieron el llanto de una niña. Los médicos habían logrado reanimar a Itziar que fue trasldada inmediatamente después en una ambulancia con el médico y dos técnicos sanitarios a un hospital en Vigo.

Marcos Campos señala que cuando vieron salir en ambulancia a la pequeña también temieron por su vida. Este guardia civil, que lleva un año y medio en el Puesto de Moaña en una comisión, procedente del cuartel de Muxía, asegura igual que Javier que él también tiene una niña de 5 años y piensas que no le pase nada:"En este tipo de situaciones la rapidez es importante y cinco minutos antes es crucial. La niña estaba totalmente desvanecida, inmóvil, con los ojos en blanco...ante esta situación a cualquier persona se le cae el alma a los pies".

Ambos guardias reconocen que más que ellos, quienes más hicieron fueron los médicos del centro de salud al reanimar a la niña, aunque el hecho de haber contribuido a salvarla les produce una gran alegría: "Es una alegría saber que haces algo por alguien que está bien hecho, y más aún cuando se trata de una criatura como ha sido esta niña, y que demuetsra que no solo estamos pra denunciar, sino también para ayudar".

Los padres de la niña y los abuelos no saben cómo agradecer la labor de estos guardias civiles. El progenitor Brais Álvarez del Río, confirmaba ayer por la tarde que la niña ya estaba en casa, aunque bajo observación plen apor si volvía a sufrir un desvanecimiento. Se mostraba tan agradecido que no sabía cómo demostrarlo y que quería escribir una carta pública: "Siempre nos quejamos de la Guardia Civil pero han sabido demostrar que están para ayudar como han hecho con nuestra hija".