La Asociación de diagnosticad@s de cáncer de mama de Cangas (Adicam) iniciará una campaña entre los comercios y empresas de O Morrazo y de los municipios deVigo y Pontevedra para asociarlos como establecimientos colaboradores, con el fin de conseguir más apoyos a la labor de este colectivo, que ofrece atención a las personas diagnosticadas a través de sus servicios de psicología, trabajo social, fisioterapia y actividades como reiki.

La campaña fue presentada hoy en la sede de Adicam, en la Casa da Bola de Cangas, por la presidenta, Olga Sotelo, con las directivas Meli Costas y María Jesús Rodríguez y la administrativa que se encargará del trabajo de calle, Águeda Ferradás.

En la actualidad, la asociación cuenta con 1.400 personas asociadas. Olga Sotelo asegura que la finalidad de esta campaña no es tanto económico, ya que la cuota de colaboración son 50 euros al año, sino difundir el trabajo de Adicam y poder llegar a más gente. Recientemente Adicam abrió una sede en Pontevedra, en un local cedido, para abrirse camino más allá de la comarca. La presidenta reconoce que Adicam es, junto a una nueva asociación surgida en Ponteareas este pasado verano, la única de Galicia en atender a personas enfermas de cáncer de mama y pese a ello se dieron cuenta de que su trabajo, muy conocido en O Morrazo, tenía que serlo aún más en Pontevedra y en Vigo. De ahí esta nueva sede en la capital del Lérez y esta campaña, que se hará “puerta a puerta” bajo el lema “Con Adicam, por un mundo sen cancro” con el objetivo de llegar también a toda la provincia.

Sotelo reconoce que la asociación sí recibe ayudas económicas de empresas, como Frigoríficos, pero a título personal del empresario, no como será ahora, como socio colaborador oficial.

Los establecimientos colaboradores tendrán un distintivo en el local y recibirán información sobre la asociación. En el tríptico que se repartirá se informa de que Adicam es una asociación de mulleres diagnosticadas de cáncer de mama que nació en el año 2001 y que la misión del colectivo es trabajar para mejorar la calidad de vida de las personas diagnosticadas y a sus familias y cuidadores, a través del apoyo emocional, la orientación y el asesoramiento; así como promover la detección precoz con hábitos saludables y sensibilizar sobre esta enfermedad mayoritariamente de mujeres ofreciendo información. Otro aspecto importante en el que trabajan es en la defensa de los derechos sanitarios y personales legítimos de las personas afectadas.

La presidenta, que estuvo la semana pasada en Madrid, en la inauguración de una exposición fotográfica con motivo del Día del Cáncer, en la que aparecía Adicam, reconoce que en toda la comunidad madrileña no hay una asociación específica del cáncer de mama como puede ser ésta.

Sobre las necesidades, aseguran que hay muchas, que están muy satisfechas con todo el apoyo que tienen en la comarca y con el local de la Casa da Bola, cedido por el Concello, que es muy céntrico y permite desarrollar mucha actividad. Reconocen que a la asociación suelen llamar personas, incluso de A Coruña, Santiago, Ribeira, Gondomar…pidiendo ayuda, información, qué hacer: “Encontramos gente a la que le han diagnosticado la enfermedad y carece de información”, asegura Olga Sotelo que recuerda con emoción a la expresidenta, Fina Acuña, como la persona que más le ayudó cuando llegó a Adicam diagnosticada con cáncer de mama: “Siéntate aquí, ánimo; aunque te va a caer el pelo, te volverá a salir y te vas a recuperar”, señala Sotelo que tomó el relevo a su antecesora en esa actitud de dar siempre ánimo.

Una de las luchas de las diagnosticadas está también en conseguir mayor apoyo de la Seguridad Social a la hora de obtener la incapacidad laboral, ya que la mayoría de las veces las deniega sin tener en cuenta las secuelas de esta enfermedad, como el linfedema. Muchas de las afectadas tienen que acudir a los tribunales de justicia y esperar dos años a que se resuelva la demanda. Dicen que este problema lo padecen todas las personas enfermas de cáncer y que se tienen que enfrentar a pagas muy bajas por incapacidades, que varían en función del grado, pero en el más bajo -permanente parcial- solo suponen el 55% de la base imponible del sueldo “que no te llega para vivir”, asegura una afectada.