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Moaña financia pozos en Mozambique para evitar muertes por ataques de cocodrilos

Costea cuatro sistemas de abastecimiento a través del Fondo Galego de Cooperación -En dos años habían muerto 26 personas de la aldea de Mutarara Velha por acudir al río Zambeze

Uno de los cuatro nuevos pozos, que serán controlados por mujeres. // Adrián Irago

El Concello de Moaña, a través del Fondo Galego de Cooperación e Solidariedade, colabora en la construcción de pozos de agua en Mozambique con el objetivo de facilitar el acceso de la población del municipio de Nhamayábue a este recurso vital, además de reducir así su dependencia directa del río Zambeze y por lo tanto atajar la alta tasa de fallecidos y heridos graves por ataques de animales salvajes en el entorno de este curso fluvial. Solo en dos años, perdieron la vida intentado abastecerse de agua 26 personas de la aldea de Mutarara Velha, en este municipio.

La concejala de Servizos Sociais de Moaña, María Ortega, explica que el Fondo Galego decidió apoyar la construcción de cuatro pozos en este área, garantizando así un acceso seguro al agua potable. Los cuatro pozos están ya en funcionamiento y ello fue comprobado hace escasas semanas por el fotoperiodista Adrián Irago, que ganó el certamen "Imaxes con Fondo" y viajó al país de herencia colonial portuguesa para supervisar el correcto desarrollo del proyecto de cooperación internacional.

María Ortega vinculó al Concello de Moaña al Fondo Galego y ella misma participó en un proyecto viajando al país del África oriental para compartir las experiencias en la gestión pública por parte de mujeres en Galicia. Además, a través de esta entidad de cooperación una técnico de urbanismo visitó recientemente Moaña en donde conoció las gestiones propias del ordenamiento urbano en los municipios gallegos.

Tanto desde el Concello moañés como desde el Fondo Galego de Cooperación explican que el reportero se entrevistó con responsables municipales del comité de gestión del agua y que incluso conoció a víctimas de los ataques de animales salvajes en el río. La previsión es reducir esos ataques en un 90%.

Una de las víctimas fue Fernando, "que o mes pasado estivo 16 días no hospital polas trabaduras dun crocodilo na perna e na man". Explican desde el Fondo.

Señalan que pese a que esta víctima estuvo cerca de morir seguía acudiendo al río "porque non teño outro sitio onde coller auga para cociñar, beber e alimentar ao meu boi, que é o único que teño", recogieron desde el organismo de cooperación en declaraciones del afectado.

Este proyecto nació tras estimar que un 80% de los algo más de 3.000 habitantes del barrio de Mutarara Velha se beneficiarán del abastecimiento de agua a través de las bombas solares instaladas en los nuevos cuatro pozos.

Más allá de evitar los ataques a animales, el acceso a agua potable reducirá la incidencia de enfermedades como la diarrea, que causa una importante mortalidad sobre todo entre los niños.

Además, se reduce considerablemente la distancia que, sobre todo las mujeres, se ven obligadas a recorrer cargando garrafas, de forma que pueden dedicar su tiempo a otras actividades. Y es que son principalmente ellas las que se juegan la vida adentrándose en las orillas del río Zambeze, que pasa por ser el curso fluvial más largo de cuantos desembocan en la costa índica africana.

Serán las propias mujeres del barrio las que integren los comités de gestión del agua para mantener y supervisar el mantenimiento de los pozos. Para ello recibirán una formación básica. El Fondo Galego aportó 25.971 euros a este proyecto, con lo que financia casi la totalidad del coste de los cuatro pozos.

Han pasado ya 16 años desde que la guerra civil que sacudió a este país lusófono arruinase el por entonces pequeño sistema de suministro con el que contaba la aldea en la que intervino el organismo gallego. Se trata de un área sin energía eléctrica y en la que los dos únicos pozos que se mantenían en funcionamiento quedaban vacíos en épocas de sequía. Mozambique ocupa el puesto número 181 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la pobreza afecta al 44% de su población. La esperanza de vida de las mujeres se sitúa en los 57 años.

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