"Es evidente que no todos podemos comprar un Picasso, pero no es cierto que el arte solo es accesible para los bolsillos más holgados, y esta muestra lo confirma", relataba ayer una de las decenas de personas asistentes a la inauguración de una muestra que se está convirtiendo en clásica y, como el turrón de la tele, vuelve a casa por Navidad. A los habituales Pizcueta, Portela, Bastón, Dikoff, Lagoa y Casaus, que ejerce de anfitrión, se ha sumado en esta edición el ilustrador Juan Molina, que aporta infografías relacionadas con personajes que remiten a los cuentos infantiles. A pesar del prestigio de las firmas, no hace falta tirar de chequera, pues las obras están a la venta a precios que oscilan entre 20 y 150 euros.
Manuel Pizcueta ofrece piezas de pintura simbólica y figuraciones geométricas. Llega con la vitola del Premio Xohan de Cangas á Creación Artística e Literaria que recibió en mayo y al que el jurado le atribuye "fidelidade a un estilo e personalidade artística propia, que foi evolucionando sen estridencias ao longo da súa dilatada traxectoria". También se mueven en el ámbito de la abstracción sus compañeros del extinto colectivo A Carón do Mar, aunque con diversidad de técnicas y enfoques. Xabier Ríos presenta varias piezas en tinta sepia con la que plasma sugerentes figuras sobre un fondo de mapas y cartas marinas. Lito Portela se inspira en la reciente oleada de incendios forestales y sus acuarelas sobre papel ganan fuerza e intensidad si se les da perspectiva. Agustín Bastón hace acopio de objetos labrados por la naturaleza y arrojados por el mar para convertirse en objetos decorativos cotidianos.
La mirada femenina y literaria de Concha Lagoa plasmada a través del objetivo de la cámara fotográfica, las figuras geométricas de Moïse Dikoff en porciones que se adaptan a cualquier espacio o las barcas y escenas marinas cazadas por el pincel de Toni Casaus entre las márgenes de la ría en cuyas orillas ha buscado abrigo completan esta muestra que da opciones reales a los amantes del arte con bolsillos apretados. Y también de los cazadores de regalos originales que no se conforman con la oferta de los voceros mediáticos y rebuscan más allá de los repetitivos catálogos del Black Friday.
