Las obras de ampliación del túnel de Montealegre siguen avanzando a un ritmo alto. Se trata de la estructura más compleja de todas cuantas restan en los dos primeros subtramos de la futura autovía de O Morrazo que deberán estar abiertos a la circulación en el próximo mes de mayo. Ayer mismo comenzó la ejecución de las estructuras de soporte de los emboquilles, que son las partes más externas del túnel, según explican desde la Consellería de Infraestruturas.
Se trata de una actuación de mucha importancia porque estos accesos al túnel son las zonas en las que el terreno aguanta menos. Estas estructuras para soportar los emboquilles se comportarán a modo de "paraguas" de hormigón armado, para garantizar la solidez de todo el túnel.
Hace poco más de una semana los trabajadores de la empresa que se encarga de desdoblar el primer subtramo del Corredor, Copasa, estaban acometiendo ya las excavaciones para la ampliación de los emboquilles. Una vez instaladas estas estructuras de soporte y finalizadas las excavaciones los operarios comenzarán a dinamitar el interior del túnel actual para su ampliación. Estas explosiones deberían comenzar en diciembre. Desde Copasa señalaron que no es viable utilizar una tuneladora para un túnel de estas características.
La pionera y compleja estructura deberá estar lista también en mayo, poco antes de la reapertura de los 6 kilómetros de Corredor cortados a comienzos de octubre. Dará lugar a un falso túnel ampliado por ambos márgenes, aunque algo más hacia la cara norte, y contará con 5 metros de altura en su parte más baja y unos 10 metros de altura en donde discurren los carriles de circulación. Tendrá una longitud de 90 metros y su anchura será de 21,8 metros, lo que lo situará entre los túneles únicos más anchos de toda España.
La ampliación desde dentro del túnel de Montealegre es uno de los grandes retos de la construcción de la autovía de O Morrazo, sobre todo después de que implicase un cambio en el proyecto inicial, que preveía construir un segundo túnel paralelo al actual y hacia el margen sur de la carretera. El proyecto se cambió tras varios sondeos para analizar las posibilidades que permitiesen salvar las dos áreas del poblado castreño de Montealegre que se sacaron a la luz en las recientes excavaciones arqueológicas. Dichos estudios históricos se financiaron precisamente con cargo a los presupuestos de la Xunta para la construcción de la autovía. Dos áreas se verían dañadas y previamente se habían catalogado en ellas cinco estructuras habitacionales, más de 30.000 piezas de piedra, cerámica o metal con valor histórico e incluso un empedrado de acceso a un poblado fechado en el llamado cambio de era, entre el siglo I antes de la Era Común y el siglo I después de la Era Común.
La riqueza del yacimiento castreño movilizó a los vecinos de Domaio y a todos los grupos políticos de la corporación moañesa, pidiendo su protección. De ahí que Xunta y Copasa acordasen el cambio en el proyecto del túnel de Montealegre que necesitó del actual corte de los primeros seis kilómetros del Corredor. Tras la fase de cargas explosivas los operarios de Copasa acometerán los trabajos de impermeabilización, elaboración de firmes, barreras y drenajes, antes de dar por cerrada la ampliación del túnel.
