La planta de Vigo del Grupo PSA ha sabido labrarse el derecho al trono del llamado polo industrial ibérico de la multinacional francesa, que, según afirmó hace unas semanas su presidente, Carlos Tavares, también incluye la nueva factoría de Kénitra, en Marruecos. Esta posición de cabecera pone a Balaídos al frente del mayor dispositivo industrial del consorcio galo en Occidente, con cinco fábricas con capacidad para producir 1,6 millones de coches al año (en el momento en que Kénitra esté al 100%), una plantilla de 17.000 empleados directos y un portafolio de más de una decena de modelos de distintos segmentos, muchos de ellos superventas.

El ascenso de Vigo a cabecera del polo no ha estado exento de sacrificios a lo largo de los últimos años para apuntalar la competitividad del centro de Balaídos, tanto a nivel de costes -con varios planes de ajuste y flexibilidad- como de inversiones, que ayudaron a una total transformación de las instalaciones para allanar la llegada de cuatro nuevos modelos: tres vehículos comerciales ligeros (proyecto K9, ya en preserie) de las marcas Peugeot, Citroën y Opel, y un todocamino Peugeot (proyecto V20). El esfuerzo de la plantilla y el buen hacer de su equipo directivo consolidaron la posición de Balaídos en la estructura del grupo, primero al frente del polo que ya integraban Vigo y Mangualde, planta que históricamente ha compartido los modelos de Balaídos. Y desde 2015 coordinándose con la histórica factoría de Villaverde (Madrid), cuyo futuro llegó a correr serio peligro y que al igual que Vigo y Mangualde ha tenido que apretarse el cinturón y ponerse al día en inversiones para asegurar su futuro.

Dos años después, y vistas las sinergias y la mejora de eficiencia obtenida por el polo Vigo-Mangualde-Villaverde, PSA ha decidido ir un paso más allá y adherir otras dos plantas al dispositivo: la de Opel en Figueruelas, una vez completada la compra del fabricante alemán de automóviles el pasado julio, y la de PSA en Kénitra, Marruecos, todavía en fase de construcción y que estará operativa en 2019. La incorporación de Figueruelas representa el mayor reto por el tamaño de la propia planta -muy similar en capacidad de producción y plantilla a Vigo- y su diferente filosofía de trabajo -al proceder de una compañía ajena al grupo-, pero PSA ya se ha puesto manos a la obra para que se integre respetando su independencia.

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Con todo, Balaídos es la planta que Opel-Zaragoza debe tomar como "ejemplo" en la búsqueda de una mayor eficiencia y competitividad, como avanzó este periódico (ver edición del pasado 5 de octubre), de forma que contribuya a devolver la rentabilidad a la marca alemana de PSA ya en 2019. "A cada fábrica nos han puesto unos objetivos y una planta de referencia, en nuestro caso la de Vigo, que es más productiva y tiene unos costes inferiores en muchos parámetros de negocio", reconocieron directivos de Opel-España tras visitar las instalaciones de Balaídos a finales de septiembre.

La última pieza del puzle es Kénitra, concebida a imagen y semejanza de Vigo en muchos aspectos y que cuenta con la ventaja de los costes. Para coordinar y afianzar este polo de cinco caras, PSA confía en la nueva plataforma modular del grupo (es la base sobre la que se construye un coche, como los bajos de la carrocería, el grupo motopropulsor, la transmisión o las uniones al suelo), la CMP, que será compartida por Balaídos (para el todocamino V20), Villaverde (F3), Figueruelas (9X-BB) y Kénitra (B-Hatch), lo que generará una enorme economía de escala en compras a proveedores.