Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un cuarto de siglo de ilusión y resistencia

La crisis se cebó con el comercio, pero algunos, como Oxford, logran celebrar sus 25 años

Nacho Davila, ante las puertas de su tienda en Bueu. // G.Núñez

La actividad comercial la lleva en la sangre. Nacho Davila es el representante de la tercera generación de una familia de Bueu con tradición en el comercio de ropa. Primer fue su abuelo con una tienda en Banda do Río, luego sus padres abrieron un establecimiento en Eduardo Vincenti [que ahora regenta, transformado, su hermana Carmen] y luego fue él quien con 24 años abrió su propia tienda, también Eduardo Vincenti y muy cerca de la de sus padres. Ese establecimiento, Oxford Boutique, celebra ahora sus bodas de plata. Un aniversario con mucho mérito. "Es la única tienda de Bueu orientada exclusivamente a la ropa de caballero. Cuando abrí, allá en 1992, no había ningún comercio especializado en moda masculina", rememora Nacho Davila mientras prepara los últimos detalles para la campaña especial con la que quiere celebrar esta fecha.

Llegar a este cuarto de siglo no ha sido fácil, sobre todo en la última década. Su historia es la de otros muchos pequeños comerciantes que han tenido que sufrir y apañárselas para sobrevivir. "Durante los primeros años fue un camino ascendente. Vengo de una familia conocida, tenía el apoyo de mis padres y de manera paulatina fuimos ganando y consolidando clientela. Nunca hubo un retroceso hasta que llegó la crisis. Ahí sufrimos mucho, viviendo al límite y día a día", reconoce Davila. La realidad también se impuso a sus sueños iniciales. "Yo pensaba que la población de Bueu iría creciendo y que podría abrir una segunda tienda. Pero no ha sido así", reconoce.

Un problema con el tuvieron que enfrentarse otras muchas tiendas del sector del pequeño comercio. Muchas se quedaron en el camino después de una larga trayectoria, otras cerraron poco después de abrir y otras, como la de Nacho Davila, han logrado sobrevivir. "En nuestro caso tuvimos el apoyo de los proveedores y de los bancos, pero hubo años muy duros. Ahora parece que hay un cambio, desde hace uno o dos años se observa que se modifica la tendencia. Pero a cuentagotas", explica. Para aguantar ha sido fundamental también el apoyo de una clientela fiel, a la que se van incorporando los hijos de los primeros clientes, y la ilusión. "Yo lo doy todo, me implico al 100%. Lo bonito de esto es que cada seis meses, con el cambio de temporada, tienes la oportunidad de empezar de nuevo, de cambiar y ofrecer un producto de moda", cuenta.

Su experiencia le ha permitido vivir en primera persona el cambio en el pequeño comercio y en el propio consumidor. "Antes el cliente llegaba y compraba lo que había en la tienda. Ahora está mucho más informado y te exige estar al día con la moda y los cambios", explica. A ese consumidor también se le puede exigir algo a cambio. "Hay personas a las que le gusta ir a la moda y otra mucha que espera solo a las rebajas, posiblemente por influencia de las grandes superficies. Pero para el pequeño comercio es imposible: nosotros no podemos vivir solo de las rebajas y de los descuentos", advierte.

En su caso ha sido capaz de combinar en un solo comercio la oferta clásica destinada al caballero con otra más moderna y actual para atender a todos los segmentos. "No es fácil porque el sector de la moda de hombre es más conservador, como más lento. De hecho creo que en todos estos años han entrado más mujeres que hombres en la tienda", cuenta entre risas. El nombre de Oxford no es una referencia a la ciudad universitaria inglesa, sino a un tejido básico de la camisería masculina.

A pesar de los tiempos duros mantiene "intacta la ilusión" y confiesa que le gustaría que alguna de sus hijas cogiese el relevo y que fuese la cuarta generación de la saga de comerciantes Davila.

Compartir el artículo

stats