n Medio centenar de componentes del Club Goldwing de Portugal llegó a Cangas haciendo roncar sus motos y quitando el hipo a muchos. Pararon en el restaurante Casa Simón en donde su responsable Ana Pintos les agasajó con sus excelencias culinarias. Comieron y bailaron mientras dejaron sus motos, casi naves espaciales, en el estacionamiento y llamaron la atención de todo el que pasaba. Acordaron volver. Eso es importante.