Como si no pasaran los años, Loli Iglesias, Milagros Gago e Isabel Mosquera se afanan en seleccionar la uva que llega en tractor desde las fincas que Trinidad Figueroa y familia tienen en Donón, concretamente dos en Cabo do Vento, otra en A Redonda y una última en Costa Seixeira. Allí se pisa arena de las dunas que un día ganaron terreno a los patatales y de ahí sale esa cosecha de mezcla de Albariño y Espadeiro que, a medida que pasan los años, va ganando fama entre los entendidos del sector. Comentan la mujeres que seleccionan las uvas que, antes, quien más quien menos, tenía viñedos en Donón, pero que fueron desapareciendo porque da mucho trabajo y poco beneficio.

Ellas recuerdan como cuando eran aún niñas dejaban los libros aparcados por unos días para ayudar en las tareas de la vendimia. Aseguran que era una tradición que pasaba de padres a hijos, pero que hoy se perdió. "Quenes as teñen son xa vellos para traballalas e os xóvenes non queren. Saelles máis barato comprar unha botella. Pero antes, a maioría das casas de Donón tiñan viñedos". Para esta casa de Donón hace 21 años que trabajan. Lo recuerda también Eduardo Iglesias, que se ocupa de las tareas de introducir la uva seleccionada en la máquina de "despalillar". En la tarde del lunes confiaba en sacar 4.000 litros de vino y eso que habían llegado tan solo tres tractores de las fincas al alpendre. donde se amontona la uva. Por la mañana, la niebla estropeó la faena y también lo hizo ayer.

Calidad y cantidad

Pese a todo, Eduardo Iglesias confiaba en tener todo vendimiado. Destacaba la calidad de la uva, lo poco estropeada que llega este año. Nos confiesa que la falta de lluvia adelantó la vendimia, pero no hizo una cosecha menor, al contrario, una de más calidad y cantidad, que no siempre se consiguen las dos cosas. También repara en que el viñedo está al pie de la arena de las dunas, lo que le otorga a la uva un sabor especial. "Non é tan afrutada como no Rosal ni tan seca como a do Salnés", repara Eduardo Iglesias.

Abajo, en las viñas, donde las dunas encontraron salida, se vendimia sin prisa. Algunos son contratados y otros son familia que acuden a esta cita anual. Lito Vilas es miembro de la familia Figueroa. Regresó al viñedo ahora que esta jubilado del mar. Hace dos años pudo estar en la vendimia, pero el año pasado la tarea le pilló embarcado.

Daniel Pais es natural de Argentina. Vive en Darbo desde hace unos años y es un experto en estas tareas, que realizó también en varios lugares de Darbo. Estuvo en los viñedos de Francia en varias ocasiones y también ejerció de temporero en O Rosal y en Tomiño. Fue él quien recogió un racimo de uvas de tres kilos de peso, muy poco frecuente según comenta. En la cámara de su móvil guardó este tesoro. Las fincas de Cabo do Vento, A Redonda y Seixura no tiene cobertura telefónica, por lo que fue difícil transmitir el hallazgo a sus compañeros que estaban trabajando en el alpendre. Este año Daniel Pais se negó a ir de temporero a Francia. Asegura que ofrecían 9,70 euros a la hora y que no compensaba. "Es como ir al festival de Ortiqueira. Vives en plan salvaje, pero hay que trabajar" compara este argentino de Darbo que en el Inem se apunta como ayudante de cocina. Cristián Sotelo se ocupa de cargar las "reixas" en el tractor y conducirlo después hasta el alpendre que queda en el alto de Donón, desde donde se divisa perfectamente el trabajo en las fincas.

Vendimiar agachado

No es fácil vendimiar debajo de estas parras tan chicas. No hay que padecer de la espalda para acudir a esta vendimia. Se corta el racimo agachado y enterrado en la arena. Pero se trabaja con calma, sin cobertura telefónica, solo el tractor como nexo de unión entre el alpendre y los viñedos.

De que el mercado se mueve y que está interesado en los viñedos de las dunas de Donón da fe la propietaria Trinidad Figueroa. Asegura que hubo ofertas, que los viñedos entre las arenas están muy cotizados. "Aquí somos todos pequeños productores. Tenemos calidad y cantidad, pero no sabemos nada de la comercialización". Y así es, la asignatura pendiente de los vinos de Donón es la comercialización. En parte porque no se tiende al vender el vino, ya que todo se utiliza para el autoconsumo. Trinidad Figueroa tiene un restaurante en Cabo Home donde da a conocer su buen producto, sin etiqueta de bodega, pero con licencia. No hay que olvidar que estos vinos de Donón y Viñó se crían también dentro del espacio Red Natura, otra características que les hace especial. Trinidad Figueroa está convencida de que " el vino lo hace la tierra donde se cultiva".

Por ella sabemos que hay gente interesada en hacerse con viñedos de esta zona, que se realizaron ya oferta económicas de bodegas famosas. Ella no tiene pensado vender, pero sí seguir dando pasos adelante en el sector. Afirma sin ningún temor a equivocarse que "de aquí a poco tiempo se va a dar un cambio para bien. Estamos en una zona privilegiada". Se lamenta de que hubiera gente que se hubiese desprendido de sus viñedos por dos duros".

El año 2017 será un buen año para los vinos de esta zona de O Morrazo, que seguro que ya conocían el dios ese Bero Breo, cuyo altar está en el Monte Facho. Calidad, pero también cantidad, que la escasa lluvia, mala para muchas cosas es buena para otras. Así que hay que guardar la fecha para cuando se vaya a comprar.