Nadie sabe muy bien como comienzan las tradiciones. Lo importante es que empicen y que no acaben. Una de las ramas de la familia Menduíña, que con ese apellido solo podría ser originaria de Aldán, tiene la suya propia. Desde el año 1999 aprovechan un domingo del verano para reunirse, compatir experiencias y algunos vuelven a verse después de muchos meses.

Este encuentro no se celebra un domingo cualquiera, sino que ya está prefijado de antemano. "Nos reunimos siempre en el domingo siguiente a la celebración de Santa Mariña", explica Serafín Menduíña, uno de los promotores de la iniciativa. El ha logrado reconstruir el árbol genealógico de la familia hasta el entorno del año 1800.

Este año se reunieron alrededor de 80 personas, unas cuantas menos de lo habitual, que suele rondar el centenar. Había familiares llegados desde Huelva, Alicante, Vigo... y por supuesto de O Morrazo. El punto de encuentro es, como siempre, la capilla de San Amaro. La mayor de las asistentes es Josefa, la madre de Serafín, que tiene 89 años. "Sus padres eran José Menduíña y María Carballo. Mi abuelo murió cuando mi abuela era muy joven, dejando seis hijos que tuvieron que trabajar todos mucho", cuenta. De ellos solo quedan con vida la propia Josefa y su hermano Cándido, de 85 años.

La jornada de reunión en el atrio de San Amaro sirve para compartir una gran comida entre todos, disfrutar de la compañía y pasar el tiempo con juegos populares, como el tradicional tiro a la cuerda. Como no podía ser de otro modo, siempre gana alguien de la familia.