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Juan Cruz: "Cuando se crea que el mejor periodista es quien más grita, no habrá nada que hacer"

El autor canario presenta el sábado 15 en Bueu su último libro, "Un golpe de vida"

El escritor y periodista canario Juan Cruz. // EFE

En la línea memorialista de algunos de sus libros anteriores, en "Un golpe de vida" Juan Cruz utiliza la memoria para elaborar una reflexión sobre el ejercicio del periodismo al hilo de sus circunstancias personales. El periodista y escritor canario presenta el día 15 en Bueu su última obra.

- Cuando García Márquez escribía las crónicas de "Relato de un náufrago" para "El Espectador" de Bogotá, el director del periódico, Gabriel Cano, le preguntó: "¿Eso que está usted escribiendo es novela o es verdad?". García Márquez respondió: "Es novela porque es verdad". En tus libros de memorias también hay episodios que parecen de ficción. A lo mejor son los más reales. ¿También en este?

-En ningún caso es ficción. En este libro hasta lo que hay de ficción, que es la historia de un poeta, en realidad es una mezcla de dos personajes reales, que son Domingo Pérez Minik y Arturo Maccanti. Se trata de un símbolo de cómo se puede insultar a la memoria de alguien, incluso en su realidad. Macanti era un poeta bastante desvalido, que sufrió la burla de un escritor canario notorio que decidió que porque Macanti no le había votado para un premio literario institucional podía semanalmente, igual que a otros miembros del jurado, zaherirlo de manera innoble y despiadada. No he dicho nunca por escrito el nombre de este escritor ni lo voy a decir. La gente es libre de imaginar cualquier cosa. Lo cierto es que ese insulto semanal yo no lo puedo olvidar porque fui también víctima de esos insultos. Y quise personificarlo también en alguien que sufrió persecución, de otro tipo, durante la República y después de la República, en la posguerra, que era Pérez Minik. A esa mezcla de Maccanti y Pérez Minik, en el libro lo llamo poeta. Y es lo único que yo me invento en el libro. Todo lo demás ocurrió. En algunos casos lamentablemente. Y, efectivamente, algunas cosas parecen mentira porque son verdad.

- En una obra memorialista anterior, "Muchas veces me pediste que te contara esos años", cuentas que un día leíste en una inscripción en la isla de Lobos, frente a Fuerteventura, un verso de Josefina Pla que define nítidamente en qué consiste la literatura: convertir en sueños las sombras. ¿También aquí intentas convertir en sueños las sombras?

- Aquí lo que pasa es que los sueños son pesadillas. Hay un montón de cosas que están ocurriendo que a mí me parece que no ocurren. Y eso me lleva al miedo y me lleva a algunas situaciones extremas de ánimo. Cuando no sabes cómo reaccionar ante un suceso personal te parece que estás en un túnel de sombras. Luego, por fortuna, las personas, también las que te rodean, son capaces de levantarte el ánimo y despertarte. En este sentido, las dos protagonistas casi secretas o diluidas del libro son mi hija y mi hermana. Mi hija arrostró durante este tiempo que dura el libro dos desprendimientos de retina y en todo ese tiempo sólo un día la vi triste. Me recuerda aquella frase de Hemingway que decía "conoció la angustia y el dolor pero no estuvo triste una mañana". Y mi hermana, hasta el final, creyó que vivía una pesadilla y siempre buscaba razones para recuperarse. En esa situación, yo tenía también que sobreactuar y hacerle la vida alegre. Yo soy una persona aparentemente alegre pero cuando escribo soy una persona más bien ensimismada y melancólica. La melancolía es la nostalgia sedimentada.

-¿Y en esta situación cómo ves el futuro del periodismo?. En este libro llamas a la de periodismo una profesión invencible.

-El oficio del periodismo es invencible porque es imprescindible. Ahora bien, el periodismo tal como está hoy, con las amenazas aceptadas que se mantienen en torno a él, sí que está en peligro si nosotros no somos capaces de confrontar ese periodismo de las redes con el uso de los elementos del periodismo para impedir que naufrague. Si el periodismo acepta el rumor, si acepta el lugar común y el tópico, el periodismo se puede ir deteriorando. Cuando el lector crea que el mejor periodista es el que grita más opinando, es que ya no tendremos nada que hacer. Y está pasando. Que subsista en el periodismo gente como Inda [se refiere al tertuliano Eduardo Inda] significa hasta qué punto ha llegado la consideración del periodismo que tienen las grandes cadenas.

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