-¿Por qué se frenó el Centro de Evolución Gastronómica?

-No conseguimos el apoyo del Concello ni de otras instituciones. La compra del Rectorado de Areal se frenó porque nosotros hicimos dos tasaciones de 3 millones de euros y el Concello decía que el edificio costaba 5,5 y la Abogacía del Estado no nos permitió comprarlo. Si el Concello hubiera querido ese proyecto en Vigo pudo cedernos el edificio porque estaba vacío y nosotros poníamos en marcha el centro. Luego también se intentó en las antiguas naves de la fruta del Puerto, pero nos ha sido difícil.

-¿Sigue vivo el proyecto?

-El momento álgido era cuando se puso encima de la mesa. Es un proyecto de continuidad que necesitaba el apoyo del sector y de instituciones y nos hemos visto solos. No tiene sentido hacerlo para un mandato. Solo funcionará si se plantea a largo plazo con la implicación de muchas piezas. Ahora estamos con la ETEA y el centro de innovación del pan previsto en La Panificadora y se verá en el futuro, pero sigo pensando que es una gran oportunidad para Vigo y para Galicia tener un centro innovación gastronómica. Estamos dispuestos a colaborar, pero no podemos hacerlo solos.

-¿Está descartada la participación en la reforma de Balaídos?

-Nunca tuvimos una propuesta en firme ni se nos planteó un modelo de colaboración concreta. Estaba claro que el Consorcio no podía hacer un estadio y la opción de participar en un aparcamiento vinculado al polígono industrial no se llegó a perfilar por parte del Concello. Ahora el Consorcio tiene mucho que hacer y el tema está parado por completo.