Tanto Xosé Manuel Pazos como la concejala de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez, han repetido en las últimas semanas que ni Patrimonio ni la Iglesia Católica se han puesto en contacto con el Concello de Cangas para restaurar las capillas de San Roque, con parte de la estructura afectada por la caída de la rama de un árbol, y de Santo Domingo, en A Pedreira, cuyo techo se desplomó en marzo de 2016, sin que se haya actuado desde hace un año. Ambas, apuntan desde el gobierno tripartito, corren el riesgo de un mayor deterioro si no se toman ya medidas.

A la preocupación por estas dos edificaciones religiosas suman la de la casa rectoral, en la Rúa Real, que sigue apuntalada para paliar el peligro de desprendimiento. Hace tres meses, el Concello aparcó la apertura de un expediente tras anunciar la Iglesia su intención de restaurar el inmueble, aunque sus representantes no han movido ficha y el regidor local baraja requerirla de nuevo para que actúe o adoptar otras medidas de presión. El Plan Especial de Protección e Reforma Interior (Pepri) del Casco Vello lo cataloga como un inmueble con la máxima protección y obliga a la propiedad a conservar ambas fachadas.