La reducción de la jornada laboral de los funcionarios y trabajadores del Concello de Cangas, que desde el 1 de junio y hasta el 30 de septiembre pueden marcharse media hora antes en aplicación del "horario de verano", afecta también a la actividad de la plaza de abastos, que baja las persianas a las dos de la tarde y desde ese momento ya no pueden acceder más clientes. La medida no convence a todo el sector, y un grupo de vendedoras ha iniciado una recogida de firmas para que el Concello retrase el horario de cierre, "al menos hasta las dos y media", con el fin de dar margen a los clientes cuyas ocupaciones y horario laboral nos les deja margen para llegar antes.

En el sector hay división de opiniones, con comerciantes que piden "trabajar más tiempo, para dar más servicio a los clientes" y quienes están de acuerdo con la reducción horaria y disponer de más tiempo para su vida personal y familiar. Las más críticas consideran que una concesión en instalaciones municipales, como son los puestos de la plaza de abastos, no pueden estar sin actividad varios días de la semana -particularmente lunes y sábados, cuando la actividad está bajo mínimos-, además de los domingos y festivos. "Si los otros cuatro días reducimos el horario y se cierra a las dos de la tarde, ¿qué servicio damos?", se cuestionan algunas vendedoras, que piensan hablar con la concejala Ánxela Vizoso para buscar "una alternativa" a esta situación.

La edil señaló ayer que la reducción horaria en verano no es de ahora, sino que ya se aplicó otros años, y que existe un acuerdo con los trabajadores municipales que no puede saltarse de forma unilateral.