Los comuneros de Coiro han decidido echarse al monte para evitar que los incendiarios calcinen este recurso natural y económico que cada verano intentan destruir, con éxito desigual en cada campaña. Aunque oficialmente el despliegue contra incendios no ha comenzado, los responsables de la comunidad apuestan por la prevención y desde hoy vigilarán las masas forestales de la parroquia y patrullarán por sus senderos en grupos organizados. Al menos 18 personas formarán parte de este dispositivo, que también cuenta con la colaboración de efectivos de la Oficina Municipal de Voluntariado, que se integrarán en la comitiva de forma desinteresada. "O obxectivo é disuadir aos posibles incendiarios e actuar coa máxima rapidez á hora de detectar e sofocar os lumes" en coordinación con los equipos de emergencias y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, indica Manuel Soaxe, secretario del colectivo, que ya puso en marcha este experiencia, aunque con menos efectivos, en el ecuador del pasado verano y en plena oleada de incendios. Pero este año optan por empezar un mes y medio antes y han logrado incorporar más medios humanos.

El dispositivo de patrullas ciudadanas se ha ido ultimando en las últimas semanas, con reuniones en el centro social de Coiro, con la participación de comuneros, vecinos y personas que desean colaborar. También intervienen miembros de la Oficina Municipal de Voluntariado y se establecieron contactos con la Consellería de Medio Rural para que aporte medios, ya que la participación ciudadana en estas labores es una opción contemplada por la ley, aunque esa figura no está aún "suficientemente desarrollada" , les indican desde la Xunta, que no se implica directamente en este despliegue ciudadano. Por ello, los voluntarios deben conseguir los chalecos identificativos con los que patrullarán el monte desde esta tarde, en pequeños grupos organizados, mientras que por las mañanas habrá varias personas vigilando con prismáticos desde "puntos estratéxicos" que permitan localizar el humo de inmediato y cercar a los posibles responsables.

Las patrullas vecinales se turnarán en la vigilancia forestal con esta premura para evitar que se produzca otra oleada de incendios como la que sufrió la parroquia -14 en menos de un mes, entre mediados de junio y mediados de julio- el verano pasado, todos ellos supuestamente provocados, y, aunque la Guardia Civil detuvo a un joven sospechoso, no fue condenado por los tribunales. "Faise necesario tomar medidas de prevención para impedir que nos queimen os montes, porque o perigo existe", alertaban desde el colectivo en los días previos a la reunión celebrada entonces en la Escola Vella da Retirosa con el objetivo de analizar el problema y "tomar as medidas que consideremos máis axeitadas" para solucionarlo.

Desde que se registró el primer fuego forestal de la última temporada estival, el 23 de junio en la zona de San Cosme, Coiro fue la parroquia de Cangas más afectada por la avalancha de incendios. Esta primavera ya ha habido algún conato y hace apenas dos semanas fue necesario realizar un amplio despliegue de medios en esa misma zona para sofocar un incendio, situación que preocupa a los comuneros y propietarios, a los responsables políticos y a la población en general.

El año pasado, el alcalde, Xosé Manuel Pazos, convocó de urgencia la Xunta Local de Seguridade para coordinar medidas policiales que permitieran atajar el problema, y este año también la ha pedido, aunque sigue pendiente de fecha por motivos de agenda de la subdelegada del Gobierno. Entonces, el regidor llegó a pedir el despliegue el Ejército en labores de vigilancia, si fuera necesario, una medida que no se concretó aunque sí el despliegue de algunos vecinos que se turnaron para recorrer las pistas y senderos forestales como forma de control y disuasión. Ahora pretenden consolidar esa fórmula, "complementaria" al despliegue de efectivos profesionales.