En la red municipal de museos, en dependencias municipales o al aire libre. La ciudad cuenta con tesoros culturales, históricos y artísticos de extraordinario valor, que atraen a especialistas de otros países o son pedidos en préstamo por galerías. Sin embargo, muchos de ellos son desconocidos por los vigueses y pasan desapercibidos.

El Museo Quiñones de León custodia la mayor parte de las joyas del patrimonio artístico vigués. De hecho, el valor total de su colección asciende a 14,2 millones de euros, lo que supone casi dos tercios de la tasación de todo el inventario municipal de bienes culturales e históricos. El museo recibe de galerías y museos nacionales solicitudes de préstamo tanto por obras de su colección de pintura antigua como por la contemporánea gallega, pero son estas últimas las que tienen una mayor demanda. En concreto, los más reclamados son los artistas Manuel Colmeiro, Urbano Lugrís, Laxeiro, Virxilio Blanco y Arturo Souto.

Su director, José Ballesta, no tiene ninguna duda de que la mayor joya del patrimonio vigués es el cuadro "Habitación do vello mariño", al ser una "pieza única" y la "más emblemática" de Urbano Lugrís. Detalla que "con un estilo muy depurado, concentra en este retrato sin retratado su característica y fantástica iconografía marina de una atmósfera de silencio, enigma, misterio...".

No es, sin embargo, la de mayor valor económico. Ese mérito lo ostenta "Níobe", del francés Jean Honoré Fragonard, tasada en 400.000 euros, que se expuso en 2007 en París. En España solo hay cuatro obras de este artista, considerado uno de los grandes pintores universales.

Fue donada al pueblo de Vigo en 1889 por el mecenas Policarpo Sanz que, con la fortuna que hizo en Cuba, adquiría arte en las subastas de París. En su legado de más de cien obras, destaca también el boceto que hizo Goya para pintar el "Retrato de Carlos IV a caballo".

No solo el patrimonio pictórico atrae el interés de especialistas internacionales. También lo hace el sable del mariscal Soult. Era el lugarteniente de Napoleón encargado de la conquista de Galicia, lo que le confiere a la pieza un alto valor simbólico. Fue donada a Vigo en el primer centenario de la Reconquista por los descendientes del general Pablo Morillo. El conjunto de estelas romanas halladas en la calle Pontevedra también captaron la atención de la comunidad arqueológica europea por su excepcional estado de conservación y permitieron profundizar en el conocimiento del arte galaicorromano.

En cuanto a escultura, Ballesta destaca el Cristo de la capilla de la Misericordia, por su importancia histórica para la ciudad, al ser el devocionario del gremio de mareantes del Berbés y el último vestigio de un templo que desapareció con la apertura de la calle Elduayen. Salió en procesión los Jueves Santos hasta bien entrado el siglo XX.

Fuera del museo, los especialistas destacan al "Sireno", de Francisco Leiro, por ser provocadora y por haberse convertido en un símbolo de la ciudad. También los murales que Manuel Colmeiro pintó para el "Gran Hotel", tres de los cuales cuelgan de las paredes de la Casa Consistorial.