Pilar Riobó es de Moaña y tiene 6o años. Hace más de un año lucha contra una enfermedad degenerativa que la ha dejado paralizada y presa de fuertes dolores. En el agua asegura que se volvió a mover "como los demás. ¡Es maravilloso. Es un mundo diferente!". Pilar es una de las alumnas del curso gratuito de terapia en el agua que gestionó y sufraga el concejal independiente de Moaña,Javier Carro, en la piscina de Cangas, dentro de sus iniciativas de apoyo a las personas con discapacidad. De hecho, en el curso participa Jesús Valverde, remero que se quedó en una silla de ruedas a causa de un accidente al caerse de un andamio, y que fue en la candidatura de Carro en las pasadoas elecciones municipales.

"En el agua puedo andar. Lo peor es al salir de nuevo. Yo sé que lo mío es cosa de no curar, pero mejoré un montón", añade Pilar Riobó que elogia esta iniciativa y critica la situación vergonzosa de falta de ayudas alas personas con tanta discapacidad como ella.

El curso comenzó a principios de febrero y ya están anotadas doce personas, tal y como señala el monitor, Enrique Touza, que es también parte afectada como padre de una niña de 10 años con una enfermedad rara denominada Síndrome del Dolor Regional Complejo. carro le conocvió a través del club de remo Samertolaméu, de Meira, y con él gestionó la posiblidad de este curso. Con Touza le ayuda también su mujer Cristina Díaz que se mete en el agua, al igual que lo hace Carro en muchas ocasiones: "¡A ver quién le para!", dice elogiando la labor del concejal: "Es raro encontrarse a personas así, porque una cosa es estar comprometidos como nosotros, que somos afectados, y otra es como él. Tiene un compromiso más allá, quiere ayudar y le gusta ver las sonrisas de la gente".

La idea del curso surgió en un viaje del concejal al País Vasco, con motivo de la Bandera de remo de La Concha, cuando en el puerto marinero de Elanpxobe, vio salir del agua a una persona discapacitada que había participado en un curso de buceo. Su curiosidad y apoyo al colectivo de personas con movilidad reducida le llevó a hablar con el monitor que le explicó que allí impartían estos cursos terapeúticos, que estaban dando muy buenos resultados, financiados por el Ayuntamiento de Vitoria. Eso fue en septiembre. Al poco tiempo conoció a Touza,. La enfermedad de su hija le provoca dolores intensos y aleatorios en el cuerpo, como si se tratara de una rotura. Como monitor ya hacían terapia del agua con la niña , aunque en el mar, en la rampa de Samertolaméu, y sólo en verano. Le explicó que además de sus múltiples trabajos (caldererero, corredor de seguros...), era monitor de piscina y que ya había trabajado con otros colectivos como Aspamsim, Down de Vigo, autismo y accidentados. que siempre le habían dejado una muy buena experiencia: "Son personas muy agradecidas".

En esa conversación, Carro propuso el proyecto de poner en marcha una terapia gratuita para personas con movilidad reducida y enfermedades raras con la idea de impartir en la piscina de Moaña, aunque no se llegó a un acuerdo y finalmente fue en la piscina municipal A Balea de Cangas, en donde Carro dice que encontró todas las facilidades. y en donde disponen de una silla daptada. Desde el primer momento contó con la colaboración de Touza y de su mujer, que lo realizan de forma gratuita, conscientes de la necesidad de estas terapias.

A través del Concello de Cangas y de la empresa que explota la piscina en prestación de servicios -la UTE A Balea- se llegó a un acuerdo económico y se les asignó una calle para el curso, que se imparte dos veces a la semana -lunes y miércoles- una hora y media cada día. La empresa ya trabaja, a través de Servicios Sociales del Concello, con el centro Juan XXIII y el Aula de Estimulación.

Touza asegura que lo que se imparte es una terapia física y psicológica y asegura que los resultados que se ven en el agua son maravillosos. Recuerda el primer día de Pilar, sin poder andar, derrotada y cómo en el agua recobra la movilidad y la felicidad: "Ver sonreir a la gente es impagable". Es el caso también de Carlos Hernández, al que un infarto le paralizó medio cuerpo y que consigue avances dentro del agua, asegura Touza. "No hay palabras para expresar todo esto", añade Carro.