La poda de carballos centenarios de la finca de Teresa Castroviejo, en Tirán, que está realizando esta propietaria por obligación del Concello, a requerimiento de la Valedora do Pobo, y que reclamaban desde hace dos años los vecinos lindantes por los peligros en el vial y en sus casas, sigue generando polémica.

La propietaria, que se vio obligada a la poda, que realiza una empresa especialista en estos trabajos, criticó que esta actuación era una agresión a esta carballeira, de 2,6 hectáreas y una de las 17 de costa que sólo quedan en la provincia, que podía matar los árboles porque afectaba a las copas y con ellos resultarían afectadas dos especies protegidas que albergan sus galerías, como son la vacaloura y el capricornio das aciñeiras.

Una de las vecinas que reclamaba la poda sale al paso y asegura, que ellos defienden y respetan la naturaleza como los que más y que están a favor de conservar al máximo posible estos árboles, de hecho dice que ella escogió vivir precisamente ahí porque le gustó la carballeira, pero debe de haber un límite porque se trata de un lugar urbanizable. y no puede crecer de forma salvaje Dicen que las ramas de estos carballos centenarios estaban invadiendo el camino público, con peligro para los usuarios. Incluso, dice que las ramas se enredaban en el tendido eléctrico, y llegaban hasta sus casas. Añade que hace poco y con un temporal, una de las ramas cayó en su propiedad y aunque no rompió ningún cristal, fue un aviso de lo que podría pasar.

Añade que nadie le pide a la dueña que tale los árboles, sino que haga un mantenimiento, ya que tal y como estaban suponía un serio peligro, además de que la cantidad de hojas que caían en el camino, estaban taponando las canaletas del agua: "Eran kilos y kilos de hojas y el Concello no daba abasto para limpiar".

Recuerdan que cuando la propietaria de la carballeira construyó su casa en medio de los árboles no tuvo reparos en talar algunos, por lo que no entiende que se les critique ahora a ellos y se les presenten como criminales de la naturaleza por pedir esta poda tan necesaria para garantizar la seguridad. Además dice que en otra ocasión, una vecina a la una rama llegaba hasta su casa, le pidió si la podía cortar, que los gastos corrían por su cuenta.