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La "selectividad" del parado

Algo más de 600 personas se presentan a las pruebas para limpieza del Concello celebradas en O Gatañal

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La "selectividad" del parado en Cangas

Noemí Vila (22 años) estaba sentada y agarrada a su muleta a la espera de ser llamada para entrar al examen. A su lado estaba su hermana, Mónica (23 años) y algo más atrás su abuela, de 62 años, Celia Tellado. Noemí Vila es portera en un equipo de fútbol de Vigo y recientemente fue operada de una rodilla, lo que le obliga a utilizar la muleta con la que juguetea mientras habla. Es ella la que repara de inmediato en comentar que son siete personas de su familia las que se presentan al examen, dos hombres y cinco mujeres, una de ellas embarazada, María Jesús Mauricio Tellado, que había salido ya de cuentas. "Por la noche a punto estuvo de ir al hospital para dar a luz. Pero ella insistía en que antes tenía que hacer el examen", relata Noemí. El tribunal sentó a la embarazada a un lado, para que pudiera ser vigilada de cerca por un miembro de Protección Civil, no fuera que el hijo que espera se le diese también por presentarse a las pruebas. Noemí Vila comenta con una tremenda sonrisa el trasiego familiar de examen en examen. Porque no es la primera vez que un grupo tan numeroso de sus familiares se presenta a pruebas semejantes. "La ocasión anterior fue en Bueu y estaba también fue mi padre", apunta.

La abuela de Noemí Vila, Celia Tellado, manifiesta que lleva presentándose a este tipo de pruebas desde el año 2003. Cuando se le pregunta si es de Cangas dice que vive en Cangas. No la sacas de ahí. Lleva en paro un mes y gracias a este tipo de listas trabajó en las oficinas municipales de Ponteareas y , hasta hace poco, en el Centro de Salud de Cangas. Es toda una experta en estas pruebas y cuenta con suerte. "Siempre consigo entrar a trabajar", concluye.

En la puerta de entrada del pabellón, como si la cosa no fuera con él, un hombre de mediana edad se pasea intranquilo. Lleva cuatro años en paro después de trabajar 23 años en un sector tan azotado por la crisis como es la construcción. No quiere dar su nombre pero nos comenta que es su primera experiencia en este tipo de pruebas. Reconoce que no tiene ninguna confianza en superar el examen y que hasta ayer no sabía que había que estudiar un libro para limpiar. "Cando era rapas ninguén quería ir de barrendeiro, nin para o Concello, e agora..."

El tiempo de espera para entrar se hace largo y eterno cuando se detienen los miembros del tribunal a dar las instrucciones. Algunas aspirantes habían llegado al Gatañal con la intención de examinarse y disponer de tiempo para hacer alguna cosa más durante la mañana, pero poco a poco advirtieron que iba a ser imposible. Los primeros en acabar no necesitaron ni media hora para contestar a las 35 preguntas, cinco de ellas de reserva. La mayoría salían satisfechos con el examen. Aseguraban que había sido fácil. Una mujer, que se apresuraba a encender un pitillo nada más salir por la puerta del pabellón, lamentaba que se presentaran tantos hombres. No era un comentario machista. Su intención era explicar el alto nivel de paro que hay. Recordaba que hace cuatro años el número de hombres que se presentó a las pruebas fue escaso.

Las limpiadoras del Concello de Cangas tienen que saber un poco de cálculo, el significado de las etiquetas de los productos de limpieza, algo del callejero y como se empieza una limpieza: de arriba a abajo o de abajo a arriba. También se comentaba que en Cangas valía la pena presentarse, porque las listas se movían mucho y, tarde o temprano, lograbas trabajo y ganabas alrededor de mil euros al mes durante medio año.

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