Hace apenas dos semanas se organizó una visita a las instalaciones de la depuradora de Cabalo, que contó con la presencia de responsables de Aqualia y del gobierno local. Los técnicos de la empresa defendieron la calidad de la depuración de las aguas residuales a pesar de que no se llegue a aplicar el sistema con rayos ultravioleta.

Este tratamiento sería la última parte de todo el proceso de depuración. Cuando las aguas llegan a la EDAR el primer proceso al que se someten es un "desbaste", que básicamente consiste en la separación de grasas, materiales pesados y finos, que luego se tratan aparte. La segunda parte del tratamiento o secundario es el de carácter biológico, en el que el agua se traslada a una balsa en la que mediante un sistema de fangos activos en aireación se persigue la degradación máxima de la materia orgánica que aún permanece en el agua. Este proceso concluye en un decantador, donde quedan depositados los lodos, y el agua se vierte al mar con las garantías de calidad exigidas.

El tratamiento terciario se debería aplicar justo antes del vertido al mar: se trata de un estanque con una lámina de agua muy fina y en el fondo están colocadas una serie de lámparas con luz ultravioleta, que se encargarían de eliminar cualquier bacteria que aún pudiese permanecer en el caudal tras pasar por el reactor biológico y el decantador.