Las tres palmeras de los Xardíns de Soage, en la alameda "vella", eran "canarias", una de las especies más atractivas para el picudo, que las devora perforando galerías en el tronco, de donde se alimenta y en donde completa su ciclo biológico, desde que es larva a animal adulto. En el estudio que la concejala de Medio Ambiente, Tania Castro, había encargado el año pasado para realizar un diagnóstico de la situación sobre el avance de esta plaga en Cangas, uno de los ejemplares de esta alameda ya estaba afectado. En un año, el insecto mató las cuatro grandes palmeras de estos jardines y muchos vecinos se preguntan cómo se ha dejado morir parte de la historia y patrimonio del pueblo. El reloj, las palmeras y la torre de la excolegiata fueron un icono durante muchos años y aparecían en postales, fotos y carteles de fiestas hasta que las nuevas viviendas casi taparon el campanario, el reloj desapareció hasta que fue reproducido y ahora... las palmeras, señala el investigador local Xerardo Dasairas.

La empresa Cerne Agricultura se encargó ayer, a petición del Concello, de talar estas tres palmeras que quedaban en pie, totalmente secas y que permanecían precintadas por el peligro de que sus ramas cayeran sobre los usuarios de estos jardines. En octubre pasado, esta misma empresa ya había talado la primera de las palmeras, más cerca de la plaza de abastos y antes, otras tres, de gran tamaño, en el colegio de Castrillón, delante del Concello y frente al Canganceiro.

Una de las personas que realizó la tala es Adolfo Abraldes, especialista trepador y gerente de la empresa, ayudado por un equipo y un camión grúa. Lo primero fue subir hasta lo alto de las palmeras en una cesta del camión grúa para limpiar las ramas muertas y retirar lo desprendido con el fin de dar seguridad a los troncos para poder trepar luego sin peligro a desprendimientos. Con un arnés, Adolfo Abraldes fue talando los troncos, por secciones, con la ayuda del brazo grúa que iba depositando los restos en el pavimento de la alameda para su traslado por parte del Concello. la obligación es trasladar los troncos a los puntos limpios autorizados en Canido o en Porriño.

Habrá que esperar ahora a ver el comportamiento del picudo, si ataca o no la treintena palmeras de la alameda nueva. Hay esperanzas de que al tratarse de otra especie, denominada datilera, el insecto no ataque, pero los profesionales del sector tienen sus dudas ya que al verse sin alimento, el picudo podría acudir a ellas igualmente para alimentarse.

En la tala de ayer, de cada uno de los árboles pudieron salir de su interior un centenar de estos bichos, tanto en estado de larva como animal adulto. ¡Pobres palmeras! aseguraba una vecina, ante la imagen desoladora de ver cómo estos árboles con los que el pueblo creció, eran historia. Habrá que esperar unos 70 años para volver a ver palmeras de esta altura.