Sus creaciones tienen mucho que ver con el mar, son pequeños bocados de la tierra en la que nació, aderezados con ese toque de cocinero de alta escuela y el gusto por comer bien, que dice se antoja necesario para ser un buen profesional de la gastronomía.

Diego Cordeiro se presenta el miércoles en Madrid Fusión con una recreación político plato bacalao con colifror y ajada. Hay que tener en cuenta que el jurado puso el bacalao como producto obligatorio. Su creación de este año, que denomina "Lembranza" es, según el mismo define, como un cono filloa de algas crujientes que dentro lleva un yogour de bacalao, un pil pil de colifror y que San Simón, con una arena de ajada y un caviar de tinta de choco.

En 2015, cuando quedó campeón nacional, presentó la tapa que llamó "Galicia, terra, mar e aire", que consistía en una tosta de pan de millo, patata con pisto de algas, mejillones, una mayonesa de pino y un aire de Albariño. En la edición del pasado año, en la que quedó finalista, Diego Cordeiro mostró la creación "Vento mareiro", un pan frito de algas y un lacón en salsa kinchi y un juznei de pimientos de Padrón, gelatina de grelos y espuma de queso San Simón.

Diego Cordeiro es el único cocinero de la red de Paradores de toda España que llega tres veces a la final y el único de Galicia que participa en esta competición convocada por Paradores.

Diego Cordeiro asegura que no sabe muy bien de dónde le viene esta pasión por la cocina. Desconfía que, a lo mejor, tiene mucho que ver con el hecho de que su padre tenga un furancho y un pariente un chiringuito de playa, pero no está muy convencido. Tras estudiar e la escuela Carlos Oroza de Pontevedra, a los 17 años ya estaba trabajando en el Parador de Baiona como ayudante y poco después fue chef del mismo establecimiento. Desde el año 2009 regenta con esmero y talento la cocina del Parador de Cambados

Para nada tiene un concepto peyorativo de la cocina de los chiringuitos de playa y mucho menos de los furanchos, donde se cocinan unos buenos callos o o una oreja. No acostumbra a meterse en la cocina del furancho familiar y recuerda que la base de la buena cocina gallega es la cocina tradicional. Defiende la idea de los Paradores Nacionales, de los que dice son una magnífica idea para conservar patrimonio y dinamizar algunos pueblos.