Estudió para trabajar en tierra, en algún taller, pero con una herencia en la sangre tan fuerte de cuatro generaciones de percebeiros de la saga de los "peixes", el destino de Alberto Martínez no podía estar más que en los acantilados de la Costa da Vela y de Cíes. Ayer vendía sus lotes de este crustáceo que extrajo en la zona de Sumalvido, en donde antes que él, trabajó su padre, su abuelo Eduardo Martínez, y mucho antes su bisabuelo Plácido. Reconoce que en Sumalvido, el mar les deja trabajar mejor cuando las olas impiden hacerlo desde embarcación para saltar a las rocas. No cree que sus hijas continúen con el oficio de esta saga cuyo padre le inició desde niño.