El cese temporal de actividad que arrancó el lunes 14 de noviembre afectó a la inmensa mayoría de la plantilla, la que tiene un contrato fijo discontinuo. La empresa optó por concederles un periodo de vacaciones, lo que hacía prever que esperaban una pronta solución a la falta de materias primas para seguir produciendo latas de conservas.

En situación de vacaciones permanecieron al menos los 10 primeros días del parón. A partir de entonces pasaron al desempleo, aunque si todo se retoma esta mañana con normalidad, la situación de paro apenas se habría prolongado unos días.

La salida a la luz pública de que la Agencia Tributaria había abierto una investigación al administrador de la compañía dañó a la misma, al estar en la base de la retirada de la confianza por parte de las entidades bancarias. La empresa sigue negociando para tratar de recomponer esas relaciones y volver a tener garantizado el músculo financiero necesario para afrontar los pagos a proveedores y mantener la actividad de Conservas Iglesias.

La conservera cuenta todavía con la concesión de Costas para su nave de Ojea, en el centro de Cangas. Además tiene otras instalaciones en el polígono industrial de O Porriño. Ambos espacios se utilizan como almacén, por lo que la nave de Moaña es el eje de la producción de productos derivados del mar en conserva.