Discusiones en la vía pública, casos de violencia doméstica y caídas de personas que viven solas en sus casas. Situaciones como estas son atajadas a diario por agentes de la Policía Nacional, que en los últimos años ha sumado un episodio más al que movilizarse: la atención a pacientes psiquiátricos o agresivos. Los agentes se enfrentan al día a una media de tres casos de brotes psicóticos por parte de enfermos que se niegan a tomar sus medicinas o se han vuelto más agresivos de lo común, llegando incluso a amenazar a sus familiares o a los sanitarios que los tratan.

Las patrullas pueden ser alertadas o por la familia del paciente, situaciones en las que este episodio es común y saben que con la visita de los policías la situación mejora, o por los técnicos de emergencias o sanitarios, que una vez desplazados al lugar solicitan la intervención de las fuerzas del orden para proteger a su personal, ante la posibilidad de que sean agredidos u objeto de amenazas.

Loa agentes reconocen que el propio paciente entra en tensión al ver a los sanitarios. "Le llamamos "síndrome de las batas blancas": ante el facultativo están inquietos y violentos, sin embargo ante nuestra presencia suelen tranquilizarse, y a partir de ahí el técnico ya puede hacer su trabajo, ya sea medicarlo o trasladarlo a un centro médico o a un módulo psiquiátrico depende de la intervención. Suelen relacionar al personal médico con episodios desagradables", señalan desde la comisaría de Vigo.

La central del 061 conoce bien estas situaciones, tanto que desde hace dos años la mitad de las alertas del 061a la Policía solicitan protección para el personal de ambulancias. Los agentes reconocen que a su llegada, la persona se vuelve más "colaborativa" y "calmada", frenando cualquier tipo de agresión. "Un par de episodios violentos los tuvimos hace relativamente poco. Un hombre comenzó a arrojar objetos por el balcón, incluido una tele y una bombona al no tomar su medicación", recuerda el policía, quien relata otro ejemplo acaecido en García Barbón. "Otro varón recorrió la calle con varios cuchillos y otro, por ejemplo, se encerró con su madre portando un arma falsa", señala.

Al existir un protocolo conjunto entre el cuerpo de seguridad y el sanitario, estas situaciones no suelen ir a mayores. "En muchas ocasiones no entramos en la vivienda hasta que los agentes no tranquilicen al paciente", señala Óscar Graña, técnico de emergencias de Vigo. "Una vez el enfermo se encuentre sereno podemos continuar con nuestro trabajo, ya sea su traslado a un centro médico o la toma de su medicación", amplía Corral. En caso de que el traslado no sea de forma voluntaria y el paciente se muestre reacio a salir de la vivienda, la intervención de los policías proseguiría. "Lo que hacemos en ese momento, quizás el más crítico, es sedarlo. Para ello tiene que haber una coordinación total entre nosotros y los agentes para que nadie salga dañado", afirma Graña. Una vez trasladado a su hospital de referencia se le realiza un análisis para saber qué está detrás del brote psicótico o incluso diagnosticar enfermedades psiquiátricas.

Estas actuaciones por parte de la Policía Nacional quedan englobadas en los denominados como "auxilios humanitarios". Los más frecuentes, entre 8 o 9 al día, son las atenciones a personas mayores que residen solas y que por problemas de movilidad o caídas no son quién de salir de las mismas. "Son personas de avanzada edad que tras una caída no son quien de ponerse en pie. Normalmente avisamos a vecinos o familiares y vamos a auxiliarlas", reconocen en comisaría. Otro ejemplo bastante cotidiano es encontrarse con personas también de avanzada edad paseando desorientadas. "Sucede también con bastante frecuencia. Te pones en contacto con la familia para que nos diga cuál es su residencia y la trasladamos hasta ella", añade el portavoz de la Policía Nacional. A lo largo del día, los partes de auxilios humanitarios en la ciudad de Vigo pueden llegar a la decena.