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El espejo de Noia y los recelos del gobernador civil

En unos años donde el contrabando era bien visto socialmente -percepción que cambió cuando se pasó del tabaco a las drogas duras, las calles se poblaron de zombis y los cementerios de jóvenes-, los jefes policiales de Cangas y Moaña se desplazaron a Noia, cuya Policía fue pionera en la lucha contra el narcotráfico, para conocer su experiencia y aplicarla en O Morrazo. Su ejemplo, y el respaldo de jueces y unidades especializadas de la Policía Nacional, contribuyeron a que los éxitos se sucedieran, aunque también los recelos de quienes quedaban a la sobre de aquel protagonismo. El punto de inflexión a aquella labor de policía integral se plasmó en un escrito de 1995 del entonces gobernador civil de Pontevedra, Jorge Parada Mejuto, quejándose de los "excesos" operativos de la Policía Local, que trascendía los límites territoriales del municipio y llegaba a dejar en un segundo plano a la Guardia Civil, con cuyos mandos en Cangas Agulla presume ahora de tener "unha excelente relación" y coordinación en sus objetivos.

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