Cuentan con su propio TIP, la Tarjeta de Identificación Profesional de la Guardia Civil, y desde los primeros meses de vida crecen aprendiendo a distinguir cientos de olores distintos con el objetivo de detectar solo uno en especial, aquel que emana de las sustancias estupefacientes o de los explosivos, según cada caso. Forman un binomio con sus guías, de los que son inseparables. Su olfato es realmente preciso y llega hasta donde parece imposible, incluso cuando el paquete de droga o el explosivo ya no está y solo queda impregnada su sustancia en los objetivos que estuvieron en contacto con ellos. Su entrenamiento permite salvar vidas o que muchos criminales acaben entre rejas.

Son los siete perros que forman parte de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil de Pontevedra. Con base en Peinador, actualmente este servicio de la Comandancia cuenta con cinco canes especializados en la detección de drogas (con tres agentes guía) y otros dos perros (también con sus correspondientes guías) cuya misión es detectar cualquier tipo de explosivo.

No obstante, la Unidad Cinológica de Pontevedra dispone a menudo de otros medios ubicados en la comunidad autónoma, como es el caso de un perro especializado en la búsqueda de seres humanos que tiene su base en Ourense pero que participa habitualmente en las batidas para localizar a personas perdidas en distintas localidades de la provincia pontevedresa.

Como provincia fronteriza y con la presencia además de tres puertos de interés general y un aeropuerto, el trabajo de esta unidad se concentra en muchas ocasiones precisamente en estas instalaciones. Especialmente en las de Peinador y en el Puerto de Vigo. No obstante, su participación es también muy habitual en operaciones antidroga, congresos, grandes eventos deportivos o de cualquier otra índole en la que se congregue una importante cantidad de personas o autoridades; o incluso se suman a los controles preventivos que la Guardia Civil realiza en materia de seguridad en las carreteras de la provincia.

José García es el jefe de esta unidad y también es uno de los guías. Explica que las necesidades más cotidianas de la provincia quedan cubiertas con perros expertos en las especialidades de drogas y explosivos. El impacto del narcotráfico en las Rías Baixas es más que conocido y los controles de seguridad en materia antiterrorista también obligan a disponer de canes expertos en detectar cualquier tipo de artefacto peligroso). No obstante, señala que en caso de necesidad se podría echar mano de canes adiestrados en la base de Madrid para cuestiones más específicas. Allí hay ejemplares capaces de localizar desde restos biológicos (sangre o un cadáver) a dinero o incluso algunos entrenador para detectar olores bajo el agua. En Galicia también se han empleado perros adiestrados para dar con cebos envenenados.

García desvela además una curiosidad. Explica que, por vez primera, la Comandancia cuenta con perros guía adiestrados por ellos mismos en la propia provincia de Pontevedra. "Hasta hace poco se creía que la pureza de raza era fundamental para entrenar a un buen perro policía pero hoy se sabe que los cruces pueden ser igual de buenos o más", explica. Esto ha permitido que ya no sea necesario que aquellos guías que se han quedado sin su animal (por "jubilación" o por su fallecimiento) a acudir a la academia canina que tiene la Guardia Civil en El Pardo (Madrid) a que le asignen un cachorro de pura raza. Este método todavía está en vigor y algunos de los canes de la unidad pontevedresa han llegado desde El Pardo, pero implica que el agente tenga que pasar una temporada de adaptación con el perro en la academia antes de entrar en activo.

Ahora es posible que los propios guías puedan hacerse con cualquier cachorro candidato que les guste, en el que vean cualidades, y lo adiestren. Así ocurrió con "Lúa" y "Linka", dos jóvenes canes de la Guardia Civil de Pontevedra que tras un duro entrenamiento por parte del propio José García y del agente guía Miguel Ángel Fernández ya forman parte de la unidad de la Comandancia después de superar el examen al que fueron sometidos por la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid.

"Lúa" y "Linka"

Ambas no solo han demostrado sus capacidades en la teoría, sino también en la práctica. Al poco tiempo de sumarse a la Unidad Cinológica de Pontevedra ya participaron con éxito en operaciones importantes como el descubrimiento de tres kilos de heroína a un conductor que circulaba por la A-52 en A Cañiza a finales de septiembre o en el último operativo antidroga en Tomiño en el que se incautaron 10 kilos de cocaína el mes pasado.

El jefe de la Unidad Cinológica de la Comandancia explica que el periodo de entrenamiento necesario es de "más o menos un año". "Desde pequeño lo hay que exponer a miles de olores, situaciones y escenarios, hay que acostumbrarlos a entornos ruidosos como puede ser aquí el aeropuerto y múltiples entornos y superficies distintas", añade. "Cuando entras en una casa para hacer un registro los olores son muchos, desde las propias personas, a los aceites, ambientadores, aromas que debe ir discriminando hasta que da con el que tiene asociado a su trabajo", explica.

"Si hay algo, lo encuentran"

Tanto José García como los guías Miguel Ángel Fernández y Nacho Alonso (este último guía del perro especializado en la búsqueda de personas con base en Ourense) destacan la eficacia de los canes. "Si hay algo en algún sitio es muy probable al 100% que lo encuentre", señala Fernández. "Ahí a veces también entra en juego el papel del guía que si observa algo raro en el comportamiento del animal, como ya lo conoces, sabes que puede haber algo", añade. "Puede ocurrir que se intente confundir al animal con espray y otros olores pero ves que el perro tiene una reacción y te fijas", añade.

¿Y el guía? Pues los compañeros inseparables de estos canes deben superar también un curso específico para formar parte de esta unidad. No obstante, Miguel Ángel Fernández lo deja claro, más allá de la formación "te tiene que gustar mucho esto y los animales" para formar parte de este equipo. Explica además que deben ser agentes especialmente "estables" dado que los perros se pueden "ver afectados por el ánimo del propio guía". Se trata de "un binomio" y es siempre el mismo guía el que acompaña a cada perro "hasta que se jubile o uno o otro".

¿Y qué pasa con estos perros cuando ya han cumplido con su etapa de servicio a la Guardia Civil? Lo más habitual es que después de años trabajando juntos sea el propio guía el que solicite al Instituto Armado la adopción del cachorro. Si no pudiera ser así, les espera un retiro dorado en la Academia de la Unidad en Madrid aunque lo más habitual es también que sean cedidos en adopción a familias que así lo solicitan. De hecho, uno de estos perros policías ya jubilado fue concedido a una familia pontevedresa no hace mucho.