La lluvia respetó a mediodía la procesión de San Martiño en Moaña, que recorrió el trecho habitual entre la iglesia y el Cruceiro, en el día grande de unas fiestas, festivo local en el municipio, que congregó a una multitud de personas, pese a ser día laborable en otros concellos del área metropolitana. Desde primera hora de la mañana los 18 furanchos tradicionales, instalados en bajos de casas y en cinco carpas, empezaron a recibir a vecinos no sólo de este municipio, sino de toda la coamrca y del otro lado de la ría, en busca de esa tazas de vino del país, que se venden a 2,50 euros y que acompañaban con raciones de castañas, chorizo, de cerdo, tortilla, pulpo o empanada, entre otras variedades.

La procesión partió, tras la misa del mediodía, oficiada por el párroco Manuel Barros, con otros cuatro curas y cantada por la Coral Moañesa. Primero salió a hombros la imagen del Carmen, seguida de la de San Martiño. Bajaron la difícil escalinata del atrio con cientos de feligreses a su alrededor y que siguieron la misa, por falta de espacio, por megafonía desde el exterior del templo. El himno gallego de la Banda Cultural de Barro marcó la salida de las imágenes, y un pasodoble las siguió en la procesión, que discurrió por la estrecha carretera hacia el Cruceiro, acompañada también por la Banda Airiños do Morrazo. La procesión dio la vuelta en el cruceiro para retornar a la iglesia, en medio del jolgorio de los furanchos y del olor a pulpo y a cocido que presagiaba suculentas comidas tras las obligaciones con el clero.

La lluvia deslució algo los conciertos de la tarde. A las nueve de la noche de hoy está prevista la segunda de las verbenas del programa de fiestas -la primera fue ayer en la víspera., con las orquestas Terranova y Trovadores. Las fiestas se prolongan hoy y mañana.