La Xunta aprobó en 2012 un nuevo proyecto de trazado para el corredor, que sustituía al inicial de 2010, en donde el desdoblamiento se ejecutaba por el lado de la montaña. Aquel proyecto quedó desierto y se realizó una modificación constructiva que contempló la ampliación, tanto por la izquierda como por la derecha de la calzada actual. Es la que se está ejecutando. Entre los argumentos que esgrimía la Xunta para esta modificación, además de reducir el coste de las obras, destacaba que se lograba, entre otros objetivos, "mantener el tráfico en todo momento en el corredor sin restricciones", que no fueran necesarios desvíos provisionales permanentes ni cortes temporales. El incidente ocurrido el pasado 29 de septiembre durante las primeras voladuras en el talud 10 del corredor, tras salir del túnel de Montealegre en sentido a Moaña, que provocó que las piedras invadieran la calzada,ha tumbado estas previsiones, con el corte continuo del corredor estos tres próximos meses.

La empresa constructora -en el caso del primer tramo de Domaio es Copasa- presentó, tras la firma del contrato, un proyecto de voladuras que definía los parámetros de actuación (disposición de barrenos, carga máxima, altura de banco...). Para cada desmonte se definió una voladura tipo en función de los condicionantes del entorno, que establecía el corte del tráfico en el corredor durante la detonación, de unos 30 minutos de duración, si no había complicaciones. Respecto a la voladura en el talud 10, la constructora asegura que todos los trabajos se ajustaron a los condicionantes del proyecto autorizado "pero la realidad diferió de la teoría, provocando que se prolongase durante seis horas, más de lo previsto, el corte completo del corredor".

Esta voladura provocó que un importante volumen de material se proyectara a la calzada, invadiéndola por completo e imposibilitó la reapertura al tráfico en ambos sentidos en el plazo inicialmente previsto de media hora. Lo que provocó la caída fue la fragmentación del macizo y su verticalidad.

Tras esta incidencia, la empresa realizó un nuevo planteamiento para las voladuras; rebajaba la carga de explosivo y el volumen de roca arrancada. Pero había por delante 18.500 metros cúbicos de excavación en este talud con la previsión de que los primeros 12.500 presentasen el mismo problema que el del día 29 "ya que se observan las mismas características morfológicas y geométricas". La empresa advertía de que se tendrían que realizar afecciones en el tráfico cada tres días, con la incertidumbre de saber la duración del corte, y al mismo tiempo trabajos simultáneos en otros taludes, por lo que las afecciones al tráfico serían diarias a lo largo de los 109 días que estimaba que harían falta para la excavación del talud. Reconocía que esta situación provocaba un grado de incertidumbre en la programación de la obra y en la duración de los cortes de tráfico, ya que se podía repetir la situación ocurrida el 29 de septiembre. Advertía también que el material suelto en la cabecera del talud, con la mayor saturación de humedad del terreno debido al otoño, presentaba mayor inestabilidad que en condiciones secas, lo que imposibilitaría la reapertura del tráfico con garantías de seguridad.

Aquella voladura provocó que los informes técnicos propusieran el cierre continuo del corredor mientras duren los trabajos de las voladuras. La Xunta comunicó la decisión el pasado día 28 de octubre. El informe considera que para poder ejecutar los trabajos de movimiento de tierras sin poner en riesgo la seguridad vial es necesario este corte hasta que los desmontes se encuentren en una situación estable.