Cangas, un municipio con una treintena de playas, tiene el problema de que urnas funerarias metálicas llegan hasta sus arenales procedentes de actos de esparcimiento de cenizas en el mar. En agosto de 2013, fueron dos casos seguidos, y uno de ellos, en la playa de Santa Marta, con las cenizas de la persona fallecida en su interior y su nombre de pila en el exterior. La anterior había sido en la playa de los Alemanes. La Policía Local fue alertada por trabajadores de Aqualia ya que los bañistas que la habían encontrado la colocaron encima de una estación de bombeo. Las urnas permanecieron en la jefatura hasta que las cenizas fueron depositadas en el osario del cementerio.

Desde el Concello se hacía entonces un llamamiento al civismo de las personas porque con este tipo de urnas metálicas se provocaba una contaminación. El sector funerario ya diseñó urnas biodegradables y de sal.