El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente cerró hace unos días la pesquería de la sardina en Galicia debido a que la flota ha agotado los cupos asignados para este año. Eso ha provocado que la mayoría de las embarcaciones del cerco se hayan volcado en otras especies, fundamentalmente el chincho y el jurel. La consecuencia inmediata ha sido la caída de precios de venta en lonja, tal como se lamentan los pequeños armadores del cerco de Bueu.

Los cerqueiros de Bueu explican que tras el cierre de la sardina, una especie con mucha demanda durante el verano, los barcos más grandes y con mayor capacidad han apostado por concentrar sus esfuerzos en el chincho. Hasta ahora estas embarcaciones habían dejado de lado esta especie, lo que dejaba más mercado y margen de maniobra a los barcos más pequeños. La consecuencia es que tras cerrar la sardina el mercado se ha "inundado" de chincho, con la consecuente caída en los precios. "Estamos hablando de que antes una caja [que tienen capacidad para 15 kilos] para congelar se vendía a 10 euros y ahora se paga a solo un euro", explica uno de los armadores. Una diferencia abismal.

Lances

Los barcos del cerco suelen hacer dos lances, uno a última hora de la noche, tras el cual regresan a puerto para descargar, y luego a continuación otro para estar de vuelta a primerísima hora de la mañana. "Ahora al chincho solo realizamos un lance y en lugar de las 100 cajas que se traían antes pasamos a entre 40 y 50", explican los afectados. En el segundo lance se intentan centrar en otras especies, como el caballón, la anchoa o el bocarte, cuya pesquería se acaba de abrir. "El problema es que la abrieron muy tarde. Hace unas semanas había mucho y teníamos que devolverlo al mar, mientras que ahora ya no queda porque es una especie que se desplaza y que hay que coger en el momento que pasa por la zona", intentan explicar.

La nota positiva con respecto al año pasado es que al menos en esta ocasión puede trabajar. A estas alturas de 2015 los cupos se habían agotado y los cerqueiros iniciaban una acampada en Santiago, delante de la sede de la Xunta, y que luego llegaría a encierros en varios Concellos, entre ellos el de Bueu. En esta ocasión desde la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) ha sido mucho más estricta a la hora de que todo el mundo cumpliese escrupulosamente sus cuotas.