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El plan del erizo de Bueu y Portonovo fija un precio mínimo y reduce los topes de capturas diarias

Los recolectores acuerdan rebajar las cuotas de 120 a 100 kilos al día - El objetivo es garantizar la supervivencia de la especie

Un recolector muestra ejemplares de erizo de Ons. // Santos Álvarez

La campaña del erizo en la ría de Pontevedra acaba de iniciar su segunda fase, que abarca desde inicios del mes de octubre hasta finales de diciembre. A este recurso se dedican de manera regular media docena de embarcaciones de Bueu y Portonovo, que han decidido implementar nuevas normas para garantizar la supervivencia de un recurso que se está demostrando muy rentable y con grandes posibilidades. Los recolectores han decidido dar una nueva vuelta de tuerca al tope de capturas diarias, que baja de 120 kilos por tripulante, a 100 kilos. A ello se une el acuerdo de establecer un precio mínimo, que será de cinco euros. Por menos de ese importe no irán al mar.

El sector del erizo de Bueu y Portonovo no quiere morir de éxito y tiene muy presente lo que ha ocurrido en Asturias y en otros planes de explotación de la zona norte de Galicia. Allí, la enorme demanda y la falta de control han provocado una merma considerable del producto y, en el caso asturiano, incluso su desaparición. "Hay que tener en cuenta que el proceso de maduración de esta especie es muy lento, necesita hasta cinco años", explican fuentes técnicas.

La comercialización de erizo en la ría de Pontevedra está concentrada en la lonja de Bueu, donde las capturas se han triplicado desde el año 2010. En la primera parte de la campaña de este año (hasta el 30 de marzo) se subastaron más de 27.300 kilos, con una facturación superior a los 157.000 euros. El recurso llegó a cotizarse a un precio máximo de 9,25 euros, aunque el precio medio fue de casi 6 euros. Desde que los barcos volvieron a extraer esta especie a principios de octubre se han recogido casi 3.000 kilos, con unos ingresos de 22.000 euros. El precio medio del erizo ha subido y ahora mismo se sitúa en casi 7 euros el kilo.

Los buenos resultados del plan responden en gran medida a la concienciación del propio sector, que además de acordar la imposición de un precio mínimo, ha optado por limitar aún más las cuotas diarias. Con ello logran un doble objetivo: proteger la especie y evitar un desplome en los precios.

La reducción en las cuotas no es nueva puesto que es la tercera vez que adoptan una medida de estas características. Hasta el año 2014 los topes de capturas diarias eran de 150 kilos por barco. En 2015 esa cifra ya se redujo a los 120, una decisión que se mantuvo hasta marzo de este año. Ahora apostaron por restringir aún más esos límites y dejarlos en 100 kilos al día.

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