Es el tema de conversación en las mesas y durante las partidas de dominó o de cartas en el bar de la Casa do Mar de Bueu. Las puertas de este establecimiento cierran mañana a mediodía después de que sus actuales responsables recibiesen el martes la orden de cierre por parte de la Consellería de Política Social. Una decisión que no por esperada duele menos. La clausura del local se debe a que la concesión administrativa ha caducado, un contrato que no ha salido de nuevo a licitación pública a la espera de que la Xunta de Galicia y el Instituto Social de la Marina (ISM), que depende del Ministerio de Empleo y Seguridad Social decidan el futuro de este inmueble. En medio quedan los clientes del bar, formado mayoritariamente por marineros y jubilados del mundo del mar, que acuden diariamente a un establecimiento que es como su segunda casa.

"Lo que hacía en el mar lo sigo haciendo en tierra. Me levanto muy temprano para ir a caminar y a las cuatro y media de la madrugada ya estoy aquí para tomar algo caliente", cuenta Eugenio Castro García, marinero de máquinas jubilado. Él es casi siempre el primero en entrar, como confirman los responsables del bar, pero a pesar de esas horas tan tempranas no está solo. Muchos de los marineros de las nasas del pulpo, que salen al mar a las cinco de la madrugada, paran previamente en la antigua Casa do Mar para desayunar, tomar algo caliente o comprar tabaco antes de salir al mar. "Somos el único bar que abre tan temprano. Luego a media mañana y por la tarde vienen muchos marineros y jubilados a echar la partida", cuentan los actuales responsables.

El trasfondo de esta situación está en el expediente de retrocesión de las antiguas casas del mar al ISM. En el caso de la de Bueu ese trámite fue aprobado en 2012 en un Consello de la Xunta, aunque desde entonces sigue en suspenso debido a que en el inmueble están también la Asociación Párkinson Provincia de Pontevedra (Apropark) y la base de las ambulancias del 061 en Bueu. No obstante, la concesión del bar estaba caducada, tal como reconocían a principios de año desde la Xunta de Galicia, y se evitó renovarla o volver a sacarla a concurso debido a la situación de incertidumbre que rodeaba al edificio. Algunas fuentes especulan con el hecho de que el ISM quiere que la devolución del inmueble se haga con él vacío para luego tomar sus propias decisiones.

La familia de los actuales responsables regentaba el bar desde el año 1990 y durante estos días han recibido numerosas muestras de solidaridad por parte de los clientes y marineros. Algunos incluso proponían ayer iniciar una recogida de firmas. Argumentan que lo normal hubiese sido esperar a que se materializase la devolución al ISM para entonces cerrar o volver a licitar este servicio. Otros, asumían resignados la situación. "Estamos fastidiados, pero donde hay patrón tiene que callar el marinero", sentencia Luis Novas Piedras, otro marinero de máquinas jubilado.

El cierre se hará efectivo mañana a las 15.00 horas. En ese momento el local debe estar vacío y personal de la Xunta de Galicia procederá al cambio de la cerradura. "Cuando llegamos aquí no había nada, solo la barra. Nosotros pusimos todo lo demás y nos encargamos de que las instalaciones siempre estuviesen bien. Venían por aquí, miraban que todo estaba bien y nos renovaban", cuenta con tristeza la madre de los actuales responsables, ahora jubilada y que asumió el negocio en 1990 junto a su marido. Su esperanza es que el ISM vuelva a sacar a concurso el contrato de gestión y optar de nuevo a la concesión.